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viernes, 13 de agosto de 2010

en analítico lenguaje, suave y reflexivo El Deber le sugiere que en lugar de viajar tanto al exterior Evo ponga orden en casa

Dos semanas tuvieron que transcurrir para que el Gobierno del presidente Evo Morales concrete un diálogo con los dirigentes cívicos de Potosí.
La primera lección que deja esta experiencia al país es que el Gobierno nacional tiene dificultades para establecer líneas de comunicación con las regiones.
Esta vez se ha observado con mucha claridad que el presidente Morales, de origen muy popular, ha ido creando hábitos de liderazgo que lo alejan del pueblo.
Por razones de seguridad personal, el mandatario descarta todo contacto inmediato con regiones del país, incluso regiones que sienten mucho apego por su Gobierno.
En las elecciones de enero pasado, el presidente Evo obtuvo el 85% de los votos de Potosí, pero el temor del mandatario a visitar esa región daba la impresión de que se tratara de un electorado adverso.
Las condiciones que pone el equipo de seguridad son, como se ha visto ahora, excesivas para la realidad boliviana. Da la impresión de que fueran dictadas por asesores extranjeros, incapaces de conocer que el Presidente tiene muchas simpatías en algunas regiones del país.
Que el Jefe de Estado se niegue a visitar una región durante dos tensas semanas de protesta revela ese desconocimiento de la realidad pero también muestra que Evo Morales tiene temor a llegar a regiones en conflicto.
Los críticos del Gobierno han observado que el Presidente se niega a llegar a las regiones donde estallan dificultades. No ha visitado Huanuni desde que allí se dieron las protestas que provocaron cerca de dos decenas de muertos, se ha negado a llegar a Caranavi a pesar de que los conflictos de allí no han sido superados, ni acepta visitar Corocoro para aplacar a los dirigentes de los pueblos originarios que critican a su Gobierno, mientras los pueblos de las tierras bajas aseguran que las políticas sobre el medio ambiente son una traición a la Pachamama.
Hay regiones del país que Morales visita con mucha frecuencia, pero también existen otras a las que se niega a llegar, como si no tuviera el alto grado de popularidad que muestran las encuestas.
Aparte de este manejo deficiente de la imagen del Presidente, esta vez ha quedado muy evidente que los colaboradores suyos no tienen la gimnasia suficiente para atender los problemas regionales.
Los voceros del Gobierno se quejaron del manejo de la información en el caso de Potosí, olvidando que se trata de uno de los gobiernos con mayor presencia en los medios de comunicación que se haya dado en el país.
Se ha dado a entender que los líderes potosinos superaron al aparato gubernamental en el manejo de la información, pero todo indica que se trata de torpes maneras de justificar un desempeño ineficiente. Con tantos medios a su disposición, el aparato oficial fue incapaz de decir su verdad a la opinión pública, que quedó convencida de que el Gobierno descuida a las regiones.
Lo que pedía Potosí era una política económica gubernamental capaz de dar esperanzas a sus ciudadanos. Un requerimiento que es compartido por todas las regiones del país. Y quería también que el Presidente Morales estuviera más cerca, en lugar de ocuparse solamente de viajar al exterior.

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