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martes, 10 de octubre de 2017

Felicitar a Guillermo por este artículo, uno de los mejores de su autoría cuando se refiere a Potosí, al apogeo que tuvo más poblado que Nueva York, Paris, Roma o Buenos Aires, Potosí que convirtió a Espana en un Imperio, que marcó el auge de la plata a nivel mundial cumbre de la prosperidad con su Casa de la Moneda célebre en el Universo...y que aún hoy la plata sigue siendo símbolo de poder y esplendor.

Pocas veces en la historia, los metales preciosos embargaron tanto la atención de la humanidad como     ahora. Cuando se opina del oro, pronto se hablará de la plata.

En un momento dado fue la plata que dio a Bolivia su fama y su prestigio inigualable como país minero, como productor de metales preciosos, como lugar de ilimitadas riquezas en el mundo.
La plata es conocida por los hombres desde tiempos inmemoriales. Tres mil años antes de Jesucristo, la plata jugaba un rol importante en Mesopotamia al lado del rey de los metales, al lado del oro.
El comercio español de plata con los fenicios es conocido en la historia económica y la gran riqueza de plata de los romanos también tenía su origen en España. Sugestivo es que en idioma español plata es equivalente de dinero.

Desde el mismo año 1492 existen estadísticas sobre la producción de la plata en escala mundial. América era un continente lleno de plata. En 1522 ya se transportaba plata desde México hacia la “madre patria”. En América del Norte, en Nevada, Utah, Colorado, California, Arizona, Montana, Idaho, New México, Oregón y Washington se descubrieron riquísimos yacimientos.

El maravilloso yacimiento del Cerro Rico de Potosí fue explotado sistemáticamente desde el año 1545. Fue algo fabuloso, la producción mundial de la plata se incrementaba de un momento a otro. El poderío y la riqueza de la corona española llegaron a límites inauditos. El Cerro Rico fue la cumbre de la prosperidad y a su pie la famosa ciudad de Potosí, la Villa Imperial, una de las más célebres urbes del mundo entero.

La fama de la Casa de la Moneda llega hasta los últimos rincones del mundo. Potosí cobró particular importancia cuando en 1571 se introducía el proceso de amalgamación en nuestro país, originalmente descubierto por Bartolomé de Medina en 1560. Sistemáticamente, los españoles explotaban la plata en las minas potosinas y otras de la región, del Perú y de México, y es ingente la cantidad do plata boliviana que encontró el camino hacia las bóvedas españolas.

Las joyas de plata son ahora tan apreciadas como lo fueron hace miles de años. En la química, en la construcción de aparatos para la medicina y otras ciencias, en las naves espaciales, en la electrotécnica, en la fotografía y en la fabricación de espejos, ante todo en la fabricación de productos farmacéuticos la plata es irreemplazable, y como moneda es apreciada en todo el mundo.

A partir del descubrimiento de la plata del Cerro Rico de Potosí en 1545, se considera que esta era de la plata tiene más de 500 años. En su verdadera dimensión, se puede decir que fue el yacimiento de plata más grande del mundo. Un viejo adagio español sostenía en su tiempo que se podía construir un puente de plata desde Potosí hasta España.

Una relación de la importancia de este yacimiento de plata, indica que en los siglos 17 y 18 Nueva York y Roma tenían una población de 45.000 habitantes. París y Amberes 50.000, Lima capital del Virreinato del Perú tenía 29.000 habitantes, llegando a establecer que Potosí tenía un auge económico con una población de 160.000 habitantes.

La plata de Potosí geopolíticamente cambió las estructuras socioeconómicas de toda esta región latinoamericana convirtiéndose en el poder económico más grande del planeta para España y los bancos de los países circundantes como Inglaterra, Alemania, Francia, etc.

Entre 1752 a 1772 se construyó la Casa de la Moneda en Potosí para el acuñamiento de monedas en ese bello monumento histórico que hasta hoy permanece como un centro turístico.

La plata de Potosí llegó al extremo de cambiar el nombre de la ciudad de Charcas en ese tiempo por el de la Ciudad de la Plata. De la misma manera, se instituyó el nombre del río de la plata. Al fundar la provincia de Buenos Aires, se denominó su capital la Ciudad de la Plata. Para concluir se fundó la República Argentina con ese nombre científico, de la plata “Ag” Argentium.

martes, 3 de octubre de 2017

movidos por el deslizamiento en la cresta del Cerro Rico y que provocó la muerte de dos jóvenes, los cooperativistas afiliados a su Federación Nacional consiguieron que COMIBOL, el Ministerio de Minas les provea nuevos yacimientos mineros y abandonen el laboreo que está provocando la deformación de la montana de plata.

Aproximadamente 300 cooperativistas de cinco secciones de la zona de riesgo del Cerro Rico de Potosí alistan su traslado hacia áreas mineras de zonas rurales por el riesgo de hundimiento que persiste en el lugar, según el presidente de la Federación Departamental de Cooperativas Mineras de Potosí (Fedecomin), Sandro Lugo.

Afirmó que desde el hundimiento que se registró en el Cerro Rico de Potosí el pasado 20 de septiembre, la dirigencia impulsa el traslado de los cooperativistas para precautelar su seguridad, debido al estado en el que se encuentra la estructura de la veta.
“Estamos buscando otras alternativas, otras áreas de trabajo en la cual ya tenemos dos opciones, entonces sí o sí, la misma seguridad de los trabajadores nos obliga a abandonar el lugar”, añadió Lugo.

La Corporación Minera de Bolivia (Comibol) informó, a través de un comunicado, que 32 cooperativas mineras operan en el Cerro Rico de Potosí desde el nivel 7 hasta la cota 4.400. Sin embargo, no detalló la cantidad de trabajadores que realizan tareas en la zona de riesgo.

Por otra parte, Comibol precisó que existen 254 bocaminas distribuidas en los cuatro cuadrantes del Cerro Rico desde el nivel 7, Pailaviri, hasta la cota 4.400.

Hace dos semanas, representantes de Fedecomin se reunieron con en el Ministro de Minería, César Navarro, y representantes de la Gobernación de Potosí para abordar la rehubicación de los mineros que operan en por encima de la cota 4.400.
Como resultado del encuentro, se propuso trasladar a los mineros a las áreas rurales de Carma y K’allaqpiri para continuar con las tareas de explotación minera. Inicialmente se estableció un plazo de 90 días para la relocalización.

Sin embargo, Lugo advirtió que no se logró avanzar en los compromisos, ya que se tuvo que suspender trámites y viajes para atender las tareas de rescate de los dos trabajadores que fueron sepultados hace tres semanas en la mina Relámpago, ubicada en la zona de riesgo. “Primero se va a migrar a los compañeros que estén en la cota 4.400 y a los que estén en las zonas de riego”, sostuvo Lugo.

El pasado miércoles 20 de septiembre, los hermanos Ever y Willy Choque, de 19 y 23 años, respectivamente, quedaron sepultados por un hundimiento en la mina Relámpago. Hasta el momento, las autoridades no dieron con su paradero, a pesar de los operativos desplegados.
 

lunes, 25 de septiembre de 2017

Los Tiempos lanza la alarma, Potosí tiene que ponerse en pie. dos vidas más se ha tragado el Cerro Rico. los deslizamientos pueden seguir con víctimas mortales porque no se pone coto al crimen. hasta cuándo el olvido? alzamiento por abandono de Potosí, por la irresponsabilidad de Evo.


El Cerro Rico ante una negligencia criminal


Una vez más se ha confirmado que la negligencia de las autoridades del sector minero bien merece ser calificada como criminal. Ya no es sólo el Cerro Rico el que está en riesgo, sino las vidas de miles de personas
Un nuevo hundimiento se ha producido el pasado miércoles en la cima del Cerro Rico de Potosí, lo que ha vuelto a dar actualidad a un tema que desde hace ya muchos años figura en la agenda de asuntos pendientes sin que las autoridades del sector minero le den al asunto la importancia que merece.
A diferencia de todos los hundimientos anteriores, este último ha cobrado la vida de dos mineros, fatalidad que era previsible dadas las condiciones de alto riesgo en que se realizan las labores extractivas. Como se recordará, las advertencias sobre la posibilidad de que algo así ocurriera son tan antiguas y frecuentes como las noticias que regularmente dan cuenta del paulatino desmoronamiento del Cerro Rico desde junio de 2010, cuando se produjo el primer hundimiento. A partir de entonces, el Comité Cívico Potosinista (Comcipo) ha mantenido en alto su voz de advertencia ante la inminente posibilidad de que el Cerro Rico de Potosí termine de colapsar de un momento a otro.
Sin embargo, tal como viene ocurriendo desde hace siete años, cuando por primera vez se planteó la urgente necesidad de suspender toda actividad encima de la cota de los 4.400 metros, que marca el área de máxima vulnerabilidad, los mineros cooperativistas se niegan a dejar de explotar la cima del cerro sin que haya autoridad estatal capaz de poner un límite a tan poderoso sector.
El Ministerio de Minería y Metalurgia, por ejemplo, desde hace muchos años que hace recurrentes declaraciones de buenas intenciones y de anuncio de medidas para imponer su autoridad sobre las 17 cooperativas que se han apropiado de la cúspide del Cerro Rico, pero hasta ahora ha podido más la capacidad de presión de ese poderoso sector que actúa impunemente por encima de las leyes vigentes en nuestro país.
Mientras tanto, la Unesco vanamente sigue enviando misiones de expertos para que asesoren en la estabilización y conservación del Cerro Rico. Misiones estériles, pues no hay en Bolivia quién tome en cuenta sus recomendaciones. Y tampoco han servido los reiterados anuncios sobre el inicio de procesos penales contra funcionarios del Ministerio de Minería por la manera negligente como eluden su obligación de evitar que se produzca la tan anunciada calamidad.
Es verdad, como sostienen voceros gubernamentales, que algo se está haciendo, pero no es menos cierto que eso no es suficiente, como los hechos lo demuestran. Es que es tan grande el deterioro de la estructura cónica del cerro después de casi 500 años de continua explotación que de muy poco sirven las obras que se hacen para evitar el previsible desastre.
Ante tal situación, y en vista de que ya han comenzado a contarse las primeras muertes, no resulta exagerado calificar el caso como un crimen en pleno proceso de ejecución. Y no sólo porque según los mandatos de la Unesco la destrucción del Cerro Rico merecería ser calificada como “crimen contra el patrimonio común de la humanidad”, sino porque un colapso de las dimensiones que se vaticinan pondría en muy serio riesgo la vida de varias decenas de miles de personas.

jueves, 21 de septiembre de 2017

sigue su misión de destruir vidas, vidas de quienes se atreven a meter las manos en sus entranas, y son siglos del mismo sacrificio. la montana se traga a los hombres. la noticia desde El Deber, dos jóvenes potosinos de 19 y 23 anos perdieron la vida en el exterior, cayendo dentro, tres dias y no rescatan aún sus cuerpos.


Mueren dos mineros en el Cerro Rico de Potosí


Ever (19) y Willy Choque (23) son los dos jóvenes hermanos que perdieron la vida producto de un hundimiento registrado ayer en el Cerro Rico de Potosí, según informó el gerente regional de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), Ángel Cornejo.
"Los cuerpos aún no fueron rescatados y mañana (por hoy) se va hacer una planificación para el rescate", detalló el funcionario, mientras que brigadas de rescate fueron movilizadas inmediatamente al sector de la tragedia.
Conoce más I En Potosí, hallan cadáver de un adolescente desnutrido
El reporte de 'El Potosí' indica que el siniestro tuvo lugar en la cota 4.390 sobre el nivel del mar. El área tiene una extensión de 33 por 28 metros de ancho y una profundidad de 10 aproximadamente.
Los datos del medio local agregan que los hermanos Choque trabajaban en la superficie y no así al interior mina, de acuerdo con el informe que proporcionó el gerente de la minera estatal.

jueves, 17 de agosto de 2017

pone de relieve el cronista el rol de Potosí en la Colonia y en la República, porque con su riqueza mineral logró ubicar el nombre de Potosí en lo alto del mundo financiero de aquellos anos. justo recuento de Toro Montoya que enaltece a los potosinos y marca la inequívoca importancia en el Desarrollo Nacional.


República de Potosí


Hace un par de años, cuando en esta columna nos referíamos al origen potosino de algunas manifestaciones culturales —como el charango, la diablada y la Virgen de Copacabana—, no faltaron quienes criticaron esas afirmaciones calificándolas de “chauvinistas” y algunos llegaron a decir que eran un exceso de regionalismo. “Exageran: ahora resulta que todo es de Potosí”, se quejó un colega del diario Correo del Sur de Sucre, la capital constitucional del país.

Claro que no todo lo boliviano viene de Potosí, ya que eso sí sería una exageración, pero hay que admitir que la importancia que tuvieron sus minas de plata, no sólo para América sino para el mundo entero, la convirtieron en el referente histórico inevitable del periodo colonial.

Tan grande fue su fama que el libro más importante del idioma español, Don Quijote de la Mancha, la incluye como el ejemplo de algo de excesivo valor (de ahí viene la frase “¡vale un Potosí!”).

Tanta y tan importante fue su producción de plata que, por lo menos en el siglo XVI, era el equivalente a la Nueva York de nuestra época. No es de extrañar, entonces, que Potosí haya sido la meta de personas de la más diversa condición social. Hasta allí acudían aventureros en busca de plata, religiosos en busca de almas, comerciantes con los más variados productos y artistas en todas las ramas. Francisco Tito Yupanqui, el artífice de la Virgen de Copacabana, vivió en el Potosí colonial y allí esculpió esa imagen.

El intenso trajín de la mítica ciudad está reflejado en la novela “Potosí 1600” del escritor Ramón Rocha Monroy. Para escribirla, el autor investigó la época y quedó anonadado por todo lo que encontró, tanto que en las fiestas patrias recién pasadas, me dijo que, si se hubiera obrado con justicia histórica, nuestro país no debió llamarse Bolivia sino Potosí, República de Potosí.

Y el justificativo para ello no es precisamente histórico sino económico. Si todavía quedaba alguna duda, la National Geographic reconoció su importancia al publicar que “los precedentes del hallazgo en aquella región de la mina de Potosí, la más importante explotación de plata de todas las épocas, se hallan en tiempos prehispánicos, pero fue en 1545 cuando se descubrió la veta del Cerro Rico, que hizo la fortuna de Potosí. A 4.000 metros de altura y sobre una meseta desolada, desprovista de recursos agrícolas, la Villa Imperial —título con el que fue reconocida— aumentó su población de unos 12.000 habitantes a 160.000 en el año 1610”.

La plata potosina sostuvo a casi todas las monarquías de su época ya que no sólo España se beneficiaba de ella. Sin un yacimiento similar al potosino en sus colonias, las coronas de Inglaterra y Holanda contrataron en secreto los servicios que piratas que, escudándose en patentes de corsos, asaltaban los galeones españoles en alta mar y se robaban la plata que compartían con sus contratistas a cambio de impunidad para gozar sus fortunas. Así, el metal que salía del Cerro Rico se expandió por el planeta, incluso a través de las monedas acuñadas en Potosí —precursoras del dólar—, y se convirtió en el motor de arranque para la revolución industrial.

El director de la Casa de Moneda, Vladimir Cruz, dice que, en el caso de Sudamérica, la plata potosina logró cambiar la matriz económica de la agricultura a la producción capitalista.

Incluso Simón Bolívar reconoció la importancia de la ciudad, su nombre y renombre, al rechazar la propuesta de que la Villa Imperial sea rebautizada con su apellido. Finalmente, se lo utilizó para nombrar a la nueva república.
 
El autor es periodista, Premio Nacional en Historia del Periodismo

sábado, 12 de agosto de 2017

mención justa y necesaria de Estremadoiro "Potosí, cuna de Bolivia cuando al encender fuego, vió correr a ras de tierra um hilillo blancuzco que buscaba cauce", es que el indio Huallpa sin saberlo daba origen al Sumaj Orkho, la colonia y más tarde la Patria boliviana. la historia de la Ciudad de La Plata o de los 7 nombres es paralela a la de Potosí, mi tierra natal venerada y querida por siempre.


Las siamesas Potosí y Sucre


Es motivo de reflexión que la heredad de la Audiencia de Charcas menguó a la mitad, quizá por haber trocado a lo largo de su historia su origen letrado por falsos “procesos de cambio” dominados por ignorantes
El 6 de Agosto de 2017 se adelantó mi depresión tristona de domingos en que agoniza el asueto que a mí no me toca, exiliado que soy de horarios que esclavizan a las personas a partir del lunes. Untaba mi marraqueta con pasta de hígado, que paté ni qué ocho cuartos de refinada versión francesa por ahí, ni siquiera era de cerdo en el que podría colarse una esferita que me rendiría a la idiotez y la muerte. Aguantaba un espacio radial de canciones del recuerdo que aprecia mi esposa.
Era el cumpleaños 192 de Bolivia. Tocaron “Potosino soy” y recalé en cavilar que el origen de la patria fue cuando un indio, aterido de frío tal vez, encendió una fogatilla de yareta para calentarse, y vio un hilillo blancuzco que buscaba cauce. Era plata casi pura y le dio nombre a la mole montañosa que desde entonces llaman Sumaj Orkho. Casi dos siglos más tarde, los adoradores de un muñeco de mestizo bigote siguen embutiéndole cigarrillos, adornándole de serpentinas y rociándole misturas y alcohol mientras su bolo de coca les hincha cada vez más el cachete. Quizá les quita miedo y frío, como el tío ancestral que les mira con ojos ciegos, para empezar a hurgar las entrañas de la cornucopia argentífera.
Los más de cuatro mil metros de altura del Cerro Rico no arredraron al amontono de gente hispana y aventureros de diversa laya europea que poblaron laderas vecinas, empecinados en hacer fortuna con el sudor de mitayos secuestrados de aldeas indígenas, práctica heredada de anteriores aborígenes dueños de vidas y haciendas: los Incas. En menos de un siglo la urbe tenía más de 160.000 personas —más gente que París o Londres decían los locales, tal vez viviendo del pasado o para impresionar a los turistas—.
Los esclavos indios no habrían de ser parte de la primera rencilla entre los dominantes explotadores, que se distinguían entre ellos como Vicuñas y Vascongados, tal vez ocultando su sangre mezclada con lugareños los unos; los otros presumiendo de una pureza que ignoraba procedencias de una tierra cuarteada por localismos por su geografía; o escarbando más hondo, por ancestros romanos, visigodos y árabes que no perdonaban el botín de vientres femeninos en sus avasallamientos. La fe religiosa de sus nuevos ricos erigió una cuarentena de iglesias y quizá más burdeles, ya que cuando sobra el dinero quitan más el sueño los huecos que las campanas.
Sus pobladores más prósperos mantenían sus socavones en Potosí, a los que habían dotado de agua para las minas en lagunas artificiales que sitiaban el cerro argentífero, pero construyeron mansiones, criaron hijos y compraron linajes pretenciosos en un valle vecino menos agobiado por la altura. La ciudad-refugio llegó a ser la de los cuatro nombres. El primero honraba a sus verdaderos originarios, los aguerridos Charcas, que según algún historiador debería ser el nombre de toda la república. El segundo, La Plata, debía su nombre al argento de origen potosino. Chuquisaca era un nombre autóctono del que no pude traducir los vocablos que la componían, que después habría de ser gentilicio de todo el departamento. Sucre fue el apellido del verdadero padre de la patria, al que honrándolo se lo pusieron a la urbe, quizá poco antes de que en una asonada dejaran tullido su brazo liberador y le abandonaran inerme a la emboscada en que le asesinaron.
Conocida también como Ciudad Blanca por sus casas blanqueadas a cal, más certero e intrigante era el apodo de ciudad de las Siete Patas, que en quechua llamaban así a las colinas vecinas que después se convertirían en zonas o barrios citadinos: Munaypata o Loma del amor (o de los que buscaban sexo con la complicidad de la noche); Ch’arquipata era un lomerío pizarroso y estéril que le hacía seco y arrugado; K’uripata era colina con abundante caña hueca o “chuchío” con los que entretejían tumbados o cielos rasos; Surapata era morro que despertaba nublado por la evaporación de aguas de una vertiente vecina; Alalaypata exponía una zona húmeda y fría por brisa constante; Wayrapata revelaba una loma azotada de viento fuerte, y Q’onchupata yacía en el fondo en lo que hoy es el centro de la ciudad: era colina de basura y corriente de aguas servidas aderezadas con heces.
La Ciudad de los 4 Nombres y 7 Colinas es notable no tanto por ser refugio del frío y la altura potosinos, sino por albergar a la Academia Carolina, creada en 1776 en el marco de las Reformas Borbónicas que restaron poder a los virreyes. Fue también el año de la fundación de los Estados Unidos de América, que de 13 colonias pequeñas remontaría los Apalaches y marcharía hacia el oeste a expensas de México, luego de comprar Luisiana de Francia y anexar La Florida de España.
La Academia Carolina quizá reemplazó a los Jesuitas, cuya hegemonía del saber y la organización social fueran proscritos años antes. Se convirtió en depósito de ideas de la Ilustración y semillero de líderes de varias naciones de hoy. Es motivo de reflexión que la heredad de la Audiencia de Charcas menguó a la mitad, quizá por haber trocado a lo largo de su historia su origen letrado por falsos “procesos de cambio” dominados por ignorantes. Lo prueba contrastar sitios de su mandamás objeto de mofa, con bolivianos en el exterior que destacan por ser inventores y científicos.
Albert Einstein decía que no se debe memorizar lo que se puede consultar. No copiar, digo yo, en estos tiempos en que el saber se esconde detrás de unas teclas. Así pongan vanidosas efigies en “laptops”, anglicismo que nada le debe al ingenio nativo: ¡viva Bolivia!

El autor es antropólogo
win1943@gmail.com

martes, 30 de mayo de 2017

Los Tiempos señala 4 entes. Ministerio de Minas, Comibol, Gobernación y Alcaldía responsables de no hacer nada y que se repitan los hundimientos en el Cerro Rico que debió ser apuntalado con obras de ingeniería civil. asunto pendiente que no se resuelve, no sirve que COMCIPO mante la alerta, ni los anuncios de proceso a funcionarios del Gobierno que no toman en cuenta el extraordinario valor de un patrimonio común. sigue en riesto el colapso de una montaña tan representavia de Bolivia toda.


Nuevos hundimientos en el Cerro Rico

El nuevo hundimiento en el Cerro Rico de Potosí pone en evidencia la negligencia gubernamental.

Un nuevo hundimiento que en días pasados se ha producido en la cima del Cerro Rico de Potosí ha vuelto a dar actualidad a un tema que desde hace ya muchos años figura en la agenda de asuntos pendientes sin que las autoridades del sector minero den alguna muestra de su real voluntad de enfrentar este problema.

Como se recordará, las noticias sobre el mismo tema se repiten una y otra vez desde el primer hundimiento que se produjo en junio de 2010. A partir de entonces, el Comité Cívico Potosinista (Comcipo) ha mantenido en alto su voz de advertencia ante la inminente posibilidad de que el Cerro Rico de Potosí termine de colapsar de un momento a otro. Pero, lo ha hecho con tanta perseverancia como inefectividad porque nunca ha logrado que sus llamados de atención sean atendidos por las autoridades gubernamentales. Tampoco han servido los reiterados anuncios sobre el inicio de procesos penales contra funcionarios del Ministerio de Minería por la manera en que eluden su obligación de evitar que se produzca la tan anunciada calamidad.

Algún eco en cambio, pero también sin resultado práctico alguno, lograron esas advertencias ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), institución que, felizmente, tampoco se cansa de advertir sobre el riesgo de que el Cerro Rico deje de existir.

Hay que recordar que hace ya 30 años, en 1987, la Unesco dio al Cerro Rico de Potosí el rango de “Patrimonio Mundial” por su extraordinario valor histórico y arquitectónico y en 2014 lo incluyó en la lista de “patrimonio en peligro debido a la situación de vulnerabilidad y riesgo del colapso de la cima de esa montaña como consecuencia de la antigua exploración minera”.

Tales declaraciones, como ahora se ve, no tuvieron más valor que el simbólico pues no han logrado sensibilizar a los responsables de las políticas gubernamentales. El Ministerio de Minería y Metalurgia, por ejemplo, desde hace muchos años que viene haciendo declaraciones de buenas intenciones y anunciando medidas para imponer su autoridad sobre las 17 cooperativas mineras que se han apropiado de la cúspide del Cerro Rico, pero hasta ahora ha podido más la capacidad de presión de ese poderoso sector que actúa impunemente por encima de las leyes vigentes en nuestro país.
El más reciente hundimiento, que según los dirigentes cívicos potosinos tuvo una magnitud equivalente “a dos canchas de fútbol de salón y una profundidad aproximada de 50 a 60 metros”, tampoco ha sido suficiente para modificar esa actitud. Los dirigentes de la Federación Departamental de Cooperativas Mineras de Potosí (Fedecomin), que se resisten a dejar de explotar la cima del cerro, insisten en negar su responsabilidad sobre los hundimientos y aseguran que si alguien tiene la culpa del desmoronamiento del Cerro Rico no son ellos sino quienes lo explotaron durante “más de 500 años”.

Mientras tanto, las autoridades de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), del Ministerio de Minería, de la Gobernación y la Alcaldía de Potosí se mantienen impasibles, como si el asunto no les concerniera. Y la Unesco, vanamente sigue enviando misiones de expertos para que asesoren en la estabilización y conservación de la cumbre del Cerro Rico de Potosí. Misiones estériles pues no hay en Bolivia quién tome en cuenta sus recomendaciones.