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martes, 10 de agosto de 2010

no viajó a Sucre delegación potosina. líderes reiteran que paro continúa. enviarán huelguistas a La Paz. suman apoyos

Fracasa diálogo en Sucre. Potosí anuncia que continuará resistencia (texto y foto Fides)

Dos semanas de conflicto en Potosí se cumplen este miércoles. El último intento de dialogo fracasó en Sucre, finalmente la dirigencia potosina no aceptó dialogar sólo el tema de límites en la capital y fracasó en su intento de llevar a una delegación del Gobierno a la Villa Imperial para que se instale la mesa de consenso sobre los puntos de la agenda regional.

En Potosí se decidió convocar a una concentración multitudinaria para el miércoles en la mañana donde decidirán que pasos se tomarán en adelante, se está pensando en enviar a una delegación a La Paz para que instale una huelga de hambre, además de masificar los bloqueos y las medidas en todo el departamento.

Antes de la reunión el ministro de Autonomías Carlos Romero había asegurado que podía instalarse el diálogo en el tema límites pero que en el caso del traslado de una Comisión a Potosí para tocar los otros temas se debían levantar las medidas de presión.

“La Comisión de Gobierno que debe trasladarse a Potosí para atender los otros temas de la plataforma reivindicativa están esperando que se levanten las medidas de movilización, una vez que lo hagan de manera inmediata se constituirán en Potosí para iniciar ese diálogo”, había señalado.

La situación en las provincias es delicada debido a que el desabastecimiento de combustible y otros productos empezó a afectar las ciudades intermedias.

desde Betanzos informan del soplido del viento y de perros durmiendo en la calle.......

El soplido del viento y los perros durmiendo en plena calle dan a Betanzos el aspecto de un pueblo fantasma.

Todos sus comercios están cerrados y sólo algunas indígenas venden bananas, maní o naranjas sentadas en algunas aceras. El diario local, el Potosí , considera este lugar una especie de vanguardia de la lucha regional, que se libra desde hace casi dos semanas. El departamento de Potosí, limítrofe con la Argentina, está completamente bloqueado y más de 600 líderes políticos y socialesestán en huelga de hambre en la calle y piden a Evo Morales que intervenga. Hasta 20 prostitutas se sumaron ayer al ayuno.

“Evo no puede ser así, nosotros lo llevamos ahí”. De edad indefinida, pero muchos años y sufrimientos encima, la campesina quechua casi monolingüe lleva la espalda cargada de leña y dirige dos bueyes a pocos kilómetros del Betanzos, el pueblo potosino que aísla a Potosí de Sucre, cuya distancia se recorre en días normales en tres horas. Pero estos no son días normales, esta región minera del sudoeste boliviano se encuentra dispuesta a torcerle el brazo al presidente, al que votó masivamente en diciembre pasado. Su comunidad salió a la ruta y como es costumbre es obligatorio acatar las medidas de fuerza. Con el tono suave, ofrece un traguito de chicha, una bebida típica de la zona, hecha con maíz fermentado. Y la dulzura que caracteriza al quechua oculta que por estos días los ánimos están caldeados.

Los bloqueadores están enojados porque creen que el gobierno está del lado de Oruro en el conflicto de límites que incluye un cerro rico en piedra caliza, materia prima del cemento. Y dicen que el gobierno los humilla al no venir a negociar los proyectos de desarrollo que demandan para esta región rica en minerales pero pobre en índices de desarrollo humano. Los bloqueados están crispados con los bloqueadores, que los dejaron varados, sin comida y a merced de las enfermedades.

“Salimos a las cinco de la mañana y aún nos queda un trecho largo”, dice una pareja de jóvenes pasadas las dos de la tarde. En un camino opuesto, este enviado llegó desde Sucre, en taxi colectivo, hasta algún lugar indeterminado. “50 pesitos (bolivianos) hasta el punto del bloqueo”, gritaba el conductor en la terminal de Sucre, y sólo algunos urgidos de viajar se animaron a emprender la travesía.

Un sembradío de piedras anunciaba que llegaba el primer piquete, donde la amenaza de pincharle las llantas desalentó al taxista de seguir. Varios pasajeros, incluyendo a dos testigos de Jehová, siguieron camino hasta Betanzos, donde los bloqueos y la falta de nafta acabaron incluso con las motos que días atrás ganaban unos pesos trasladando por tramos a los pasajeros varados.

Hasta las bicicletas corrían riesgo por las espinas sembradas en algunos tramos de la carretera, y –como lo establece el código tácito de los bloqueos en Bolivia– sólo se puede pasar caminando, los piquetes desde donde los campesinos se enteraban por la radio del cuarto intermedio de hoy. Fueron tres horas de caminata bajo el sol y el viento, a casi 4.000 metros de altura, con subidas y bajadas que cambiaban el ritmo de la caminata.

Una asamblea de organizaciones sociales decidió ayer permitir que hoy hasta el mediodía funcionen bancos, mercados y comercios, pero el dirigente Juan Carlos Fuentes dice que “es un tiempo de fortalecimiento” para luego continuar con más fuerza el paro indefinido y los bloqueos.

Además de buscar la solución a un centenario conflicto de límites con Oruro, los potosinos tienen demandas bastante terrenales, como una fábrica de cemento, la reactivación de una planta de minerales y un aeropuerto para atraer más turistas. De hecho, es una de las zonas más visitadas de Bolivia –muchos argentinos vienen de vacaciones aquí– pese a la falta de infraestructura.

Aunque la región vive un boom minero, esa bonanza no se nota en pueblos como Betanzos, donde los indígenas esperan aún que el cambio iniciado con la llegada de Evo Morales al gobierno se traduzca en mejores condiciones de vida. Muchos dicen que esperaron quinientos años, pero ahora, con uno de los suyos en el poder, la paciencia parece agotarse más rápido.

“Evo va a perder el 100% de apoyo. Como el resto de los partidos, vinieron aquí a pedir el voto y después se olvidan de nosotros”, dice un dirigente que lucía una gorrita del FBI.

Cuando se hizo de noche y el clima se volvió helado, una asamblea se armó al costado de la ruta y los indígenas anunciaron que el bloqueo continúa.

CONTRADICCION: Todavía no hay nada definido. Por un lado el Gobierno pide suspender medidas por otro Potosí dice queremos resultados

Una comisión del Gobierno a la cabeza de los ministros de la Presidencia, Oscar Coca y de Autonomías, Carlos Romero se encuentra en Sucre esperando a la delegación de Potosí que partió a las 14:00 horas hacia la capital para reunirse con las autoridades del Órgano Ejecutivo.

El ministro de Autonomías, Carlos Romero informó que el tema de los límites se analizará sin necesidad de que se levanten las medidas de presión, sin embargo para que se toquen los otros temas, que deben discutirse en Potosí se esperará a que se suspenda el bloqueo y el paro cívico para enviar la delegación del Gobierno.

“Uno y otro escenario no están condicionados mutuamente, para el Gobierno el conflicto Coroma- Quillacas puede desarrollarse perfectamente en Sucre y para eso se ha hecho presente la Comisión de Gobierno”, dijo Romero.

Además participa de parte del Gobierno el gerente de la Empresa de Cementos de Bolivia, Oswaldo Valverde y las comisiones técnicas de los Ministerios de la Presidencia y de Autonomías.

“La Comisión de Gobierno que debe trasladarse a Potosí para atender los otros temas de la plataforma reivindicativa están esperando que se levanten las medidas de movilización, una vez que lo hagan de manera inmediata se constituirán en Potosí para iniciar ese diálogo” informó.

Las autoridades de Gobierno que ingresarían a Potosí, una vez que se suspenda el paro cívico son: el ministro de Minería, José Pimentel por el tema del Cerro Rico y Karachimpampa, el ministro de Obras Públicas, Walter Delgadillo por el tema de la construcción del Aeropuerto Internacional y el presidente de la ABC, Luis Sánchez por el punto referido a los caminos.

Deben llegar de Potosí una comisión conformada por el gobernador potosino Félix Gonzáles, dirigentes cívicos, miembros de la comisión técnica que analiza este tema y unos 30 comunarios de Coroma.

poco a poco se va conformando Sucre como escenario del diálogo de Potosí y Oruro, aunque los cívicos quieren hechos para deponer la huelga

A las 16:00 horas debería iniciarse el diálogo en la ciudad de Sucre, la dirigencia de Coroma aún no ha decidido si es que va hasta la capital del Estado, donde todo está listo para que la Gobernación se vuelva escenario de la instalación de la mesa de consenso donde se debe tocar el delicado tema del diferendo de límites entre Potosí y Oruro.

Los residentes potosinos en Sucre fueron informados de la presencia de la dirigencia en la capital del Estado, sin embargo se esperará para saber si es que se instala el diálogo paralelo en Potosí para tratar los otros puntos del conflicto.

El ministro de Autonomías, Carlos Romero confirmó que una delegación del Gobierno se trasladará hasta Sucre para que se instale el diálogo, aunque reiteró la necesidad de que pacifique de una vez Potosí, la autoridad además aclaró que ellos no recurrirán a ninguna medida coercitiva.

“Nosotros no vamos a acudir a ninguna medida coercitiva, eso está absolutamente descartado y si alguien utiliza violencia en las medidas de presión será responsabilidad de los dirigentes que están llamando a las movilizaciones, el Gobierno Nacional no va a ingresar en ningún escenario de provocación ni va optar por ninguna medida coercitiva”, señaló.

De avanzarse la tarde de este martes, faltaría por tratar otros puntos que competen exclusivamente a la agenda regional como es el caso de la construcción del Aeropuerto, la fábrica de cemento, el tema de Karachipampa y los proyectos viales que están retrasados en Potosí.

Además de Los Tiempos, el diario cochabambino OPINION editorializa sobre el problema en Potosí y sus consecuencias


La huelga de Potosí y los efectos para la gente

Una de las huelgas más duras que se han realizado durante los últimos años es la que dirigentes cívicos, sociales, laborales y el pueblo mismo de Potosí está llevando adelante y que incluye el bloqueo de caminos mediante la acción de los transportistas.
Entre las medidas de presión que en determinados momentos disponen las regiones o grupos ciudadanos está esa especie de protesta generalizada que incluye marchas y manifestaciones, huelgas de hambre, el paro cívico y el bloqueo de caminos, es decir, que todas estas extremas medidas confluyen en Potosí que reclama entre sus principales peticiones, la solución a un conflicto limítrofe con el departamento de Oruro y donde se encuentran yacimientos de piedra caliza para la fabricación de cemento y terrenos aptos para el cultivo de quinua.
La huelga y los bloqueos en Potosí han ingresado ayer al décimo tercer día, situación que está agudizando la desesperación de los ciudadanos que pese a la falta de alimentos y al estado de convulsión social, que es propio de este ambiente de protesta, persisten en las medidas extremas.
La huelga de Potosí puede tener justificados reclamos, pero como habíamos sostenido en este mismo espacio hace algunos días, cuando se trata de un diferendo de límites las soluciones no aparecen de la noche a la mañana, porque se trata de generar condiciones adecuadas para la verificación de documentos, de datos históricos y de otras fuentes de conocimiento que demuestren la validez de los reclamos. Sin embargo, lo que no se puede aceptar bajo ningún punto de vista es que un conflicto se prolongue sin mostrar mínimas expresiones de voluntad para ingresar al plano de la negociación y del diálogo. Y esto es lo que está sucediendo en el problema de Potosí, donde las partes antagónicas se han atrincherado en sus propias posiciones, sin dejar paso al diálogo o al acercamiento. Los dirigentes cívicos que esgrimen el hecho de ser una región tradicionalmente olvidada por todos los gobiernos, hoy desconfían de cualquier propuesta oficialista y por ello mismo consideran que este es el momento de expresar su fortaleza institucional y cívica. Por su parte el Gobierno sigue en una postura en la cual sostiene que no puede dialogar bajo presiones y medidas de hecho y menos aún que ministros o el Presidente asistan a Potosí para una eventual reunión porque no existen las condiciones de seguridad.
Mientras las posiciones parecen no ceder ni un milímetro en la búsqueda de las soluciones el conflicto se profundiza y crece. De las medidas de hecho en Potosí, como la huelga de hambre, se instalan otros grupos en La Paz y en el interior del país. Algunos vestigios de acercamiento entre dirigentes potosinos y el Gobierno que se habían dado este último fin de semana han quedado en nada, mientras la Iglesia católica y el Defensor del Pueblo han exhortado al Gobierno iniciar el diálogo con los dirigentes cívicos de Potosí y resolver el conflicto.
No se puede desconocer que este problema parte de peticiones concretas, pero tiene que ver con la aplicación de las autonomías, lo que de algún modo está reproduciendo un antiguo e histórico pedido potosino del federalismo que de hecho no está reconocido como figura política y administrativa en la Constitución Política del Estado.
Siendo como se ha dicho que los conflictos de límites son complicados en su análisis y solución, por ello mismo requieren el tratamiento oportuno, porque tienden a generalizarse dentro de la misma región. Y esto puede representar otro acápite de mayor preocupación cuando los ayllus del norte potosino expresan su deseo de ser departamentos independientes.

según Los Tiempos los planteamiento de Potosí parecen atendibles en contra de la actitud simplista y negativa del Gobierno. Potosí suma apoyos

Exceptuando el tema del diferendo limítrofe con Oruro, las demandas planteadas por el pueblo potosino al Órgano Ejecutivo no parecen ser desmedidas, como lo es, desde cualquier enfoque, la actitud asumida por las autoridades del Gobierno para conducir su tratamiento. Esta actitud gubernamental ha ocasionado que el movimiento cívico-popular de Potosí se radicalice y hay un serio temor por que la posición irreductible de autoridades y pobladores pueda desencadenar escenarios de violencia.

A lo anterior se debe agregar que residentes potosinos radicados en otras latitudes se van sumando a la movilización generando, por tanto, polos de conflictos en varios departamentos del país.

En ese contexto, hay que extremar esfuerzos para abrir espacios de diálogo, más aún si Potosí ha sido un departamento que sostenidamente ha respaldado al Presidente y su proyecto desde que en 2005 ganara las elecciones generales, más allá de cómo haya sido el comportamiento de las nuevas autoridades respecto al departamento. Con la justificada excepción de la elección municipal del pasado mes de abril –en la que triunfó René Joaquino y al que desde el Gobierno se intenta defenestrar utilizando las armas más innobles– el Presidente y el MAS han ganado todos los eventos electorales que se han realizado en los últimos tiempos.

Es probablemente por esta razón que la población potosina se encuentra, además de frustrada, desorientada, pues no se puede explicar fácilmente las razones por las que el Gobierno se ha mostrado tan displicente y soberbio en el tratamiento de sus demandas. Incluso las convocatorias al diálogo hechas por algunos ministros han caído en saco roto porque éstas han ido acompañadas de condiciones que, hasta muy poco tiempo, eran duramente criticadas por los mismos actores. Es decir, en los variados conflictos entre el Gobierno central y los movimientos regionales y sociales que hubo en la historia contemporánea, los sucesivos Gobiernos de turno exigían, como condición sine qua non para negociar, que se suspendan las medidas de presión, actitud que los entonces dirigentes de esos movimientos –y hoy autoridades del Órgano Ejecutivo– criticaban por ser una muestra de insensibilidad e indiferencia hacia los movilizados.

Hoy, ya en el ejercicio del poder, conminan con la misma exigencia a sus ex compañeros de ruta y eso, como es fácil colegir, no es entendido por una población que parece estar ya cansada de tanta retórica y poca eficiencia en la gestión pública; que privilegia los enfrentamientos antes que la búsqueda de soluciones y que parece que se encuentra incapacitada para atender la buena marcha del Estado.

Reflexionando sobre estos antecedentes es necesario, para frenar la escalada de violencia que se va configurando, que sea el propio presidente de la República quien tome a su cargo el tratamiento de este conflicto. Todo indica que ya no es posible dejar pasar el tiempo, sino que urge encontrar los mecanismos que permitan desarmar los espíritus y encontrar voluntad política para debatir la forma en que pueden resolverse las demandas potosinas.

Se trata de una grave responsabilidad política que no asumirla puede tener graves consecuencias para la región y el país.