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martes, 28 de mayo de 2013

Gisela se titula así misma como Educadora y Escritora, militante incondicional de la Democracia y por los DDHH, rememora a su madre Olga Salazar Rendón

UNA AMOROSA Y ANÓNIMA CONTRIBUCIÓN A LA RESTITUCIÓN DE LA DEMOCRACIA
Gisela Derpic Salazar (*)
En un acto de rememoración consciente de los acontecimientos que marcaron mi vida emerge, nítida y luminosa, la hermosa imagen de Olga Salazar Rendón, mi madre, que a lo largo de su vida fue una fiel expresión del ideal femenino de su tiempo. Afectuosa y dedicada, sobria y discreta, profundamente creyente y militante convencida del catolicismo, fue una esposa y madre extraordinaria, de tal calidad que compartió sus días en una admirable relación fraterna con la única hermana de mi padre, mi tía Anita. Así, fue su práctica uno de los cinceles que formó en mi hermano y en mí los valores y los principios que siempre orientaron nuestra existencia.
Contexto o designio insondable el que le puso ante una situación ineludible en que se combinaron mi casi abdicación del rol materno por la lucha política en la resistencia a las dictaduras para la restitución de la democracia y su entrega total a mis tres hijos mayores, Anita, René y Carlos, a los que crió y amó como si hubiesen sido propios de ella. Nunca me hubiera sido posible participar de esa gesta sin su amorosa y anónima contribución. Así, fue ella sin querer, una parte de las alas con que alcé vuelo detrás de mis sueños. ¡¡¡Gracias Mamá!!!
(*) Abogada de la República de Bolivia, educadora y escritora, se define como una militante incondicional de la democracia y luchadora por los Derechos Humanos.