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lunes, 6 de febrero de 2012

500 millones de dólares es el valor de las 14 toneladas de monedas del barco "Las Mercedes", aunque Perú reclama su propiedad, también pertenecen a Bolivia. gran publicidad

Tras conocer esta decisión, el Ministerio de Cultura ha mostrado su "satisfacción" por esta decisión judicial, que supone el retorno a España de una colección de 500.000 monedas halladas en 2007 en la fragata 'Nuestra Señora de las Mercedes'.
La devolución del tesoro de 14 toneladas de plata y oro tendrá que hacerse efectiva en un plazo de diez días y desde el Departamento que dirige José Ignacio Wert ya se está estudiando el procedimiento más adecuado para ello. El tesoro permanece custodiado en Florida y desde el Ejecutivo español se apuesta por un método de traslado que garantice su preservación en las mejores condiciones de seguridad.
La decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos, contra la que no cabe recurso, desestima las alegaciones de Odyssey al considerar que la fragata española es un buque de Estado y no un barco mercante. La empresa cazatesoros pretendía demostrar que el barco no se encontraba en misión militar en el momento de su hundimiento y que, de esta forma, se perdía la inmunidad soberana y el barco dejaba de pertenecer al país de origen.
En agosto de 2007, Odyssey presentó sus primeras alegaciones contra la decisión del juez encargado del caso, Mark Pizzo, y que había fallado a favor de España en la reclamación del tesoro valorado en unos 500 millones de dólares y encontrado en el Atlántico en mayo de 2007.
Hallazgo en aguas internacionales
El 18 de mayo de 2007, Odyssey anunció que había encontrado y transportado un cargamento de monedas a los Estados Unidos. Esta empresa norteamericana bautizó a la operación y al pecio encontrado con el nombre de 'Cisne Negro'.
Desde ese momento, el Gobierno español abrió una investigación para averiguar en qué lugar encontró la empresa el botín, a qué pecio pertenecía, con qué permisos contaba para hacerlo y si lo halló en aguas españolas.
Meses después, y para justificar sus reclamaciones, un equipo conjunto del Ministerio de Cultura, la Armada, el Museo Arqueológico Nacional, la Real Academia de la Historia y otras instituciones reconstruyó la historia completa del barco 'La Mercedes', demostrando que éste, y no otro, era el pecio expoliado por Odyssey.
La documentación demostraba que ''La Mercedes'' estuvo en servicio militar activo con la misión de proteger al Estado español y a sus ciudadanos a lo largo de toda su historia, y también en el momento en que explotó y se hundió en combate. Asimismo, el material presentado prueba que Odyssey era plenamente consciente de ello, y que es esto precisamente lo que explica el secreto con que actuó y sus afirmaciones de no conocer la identidad del pecio.
Pruebas definitivas
La documentación incluía un amplio material fotográfico y otras pruebas que demostraban que el pecio sólo puede ser 'La Mercedes'. Cañones, anclas, armas, efectos personales y una amplia variedad de otros materiales, incluyendo las monedas tomadas del barco, permitieron identificar definitivamente el pecio.
En su escrito, España invocaba principios legales, entre ellos el derecho de una nación a proteger sus sitios y su patrimonio histórico (incluidos barcos hundidos) de cualquier tipo de perturbación y expolio por cazatesoros.
Asimismo alegaban que 'La Mercedes' está protegida por los mismos principios de inmunidad soberana que se aplican a los barcos de Estado de todas las naciones, que prohíben la perturbación no autorizada o explotación comercial de los mismos.

Ivo Salomunovic hace ya varios años desde Suecia se había dirigido al Rey de España solicitando su parte del tesoro Nuestra Señora de las Mercedes. (Roger Cortés)

A ver si el nuevo Ministro de Culturas hace uso de sus atribuciones y junto con la Embajada de Bolivia en España reclaman lo que en justicia nos corresponde
Unos buscadores de tesoros, con máquinas increíbles y con un espíritu mezcla de piratas y Jacques Cousteau, logran descubrir un barco hundido. Con sus detectores sonares saben que han encontrado el tesoro más grande jamás encontrado en el mar. Este tesoro lo guardan como secreto hasta que al punto exacto de coordenadas van y con unas aspiradoras que parecen brazos de monstruo de ciencia ficción, logran extraer el botín.
Este botín lo llevan a un lugar secreto y lo ponen en unas arcas de plástico. El botín es nada menos que medio millón de monedas de plata. El barco, Nuestra Señora de las Mercedes, del cual extrajeron esta fortuna es de propiedad del Estado español.
Pero los piratas dicen, “nones, sería de propiedad española pero está en nuestro poder así que naranjas para ustedes”.
Los españoles se cabrean y dicen que sí y sus investigadores hallan toda la documentación del barco en sus archivos y siguen juicio a los caza tesoros de la compañía Odessey. Buen final, el juez de Tampa resuelve a favor de los españoles y dice que el barco era precisamente un barco de guerra en misión y que al contrario del Titanic, no era comercial, por tanto, todo lo que estaba en el Nuestra Señora de las Mercedes es propiedad del Estado español.
Tamaña sinvergüencería. La carga que llevaba el navío perteneciente a la Armada española era plata extraída de Potosí, con el trabajo de los indios. Con su sangre se llenaron las arcas que llevaban el fruto de su explotación a la urbe madre. Los ingleses, conocedores de este detalle, les interrumpieron el paso y los hundieron, claro sin poder hacerse cargo de la plata, pero con la satisfacción naval de haber hundido un barco enemigo. Ellos, los ingleses, se fueron a casa a informar a la corona que su trabajo fue bien hecho, que la plata, mal habida, de los españoles estaba en el fondo del mar.
Las potencias, otra vez, peleándose donde les diera la gana y los productores de materias primas, en el caso de las monedas, el producto terminado, doblones que se convirtieron en la moneda universal. Eran como el dólar ahora, claro sin la crisis. Esa plata, medio millón de monedas, es un montón de dinero y es un montón de historia.
Quizá ahora corresponda al Gobierno boliviano hacer una reclamación formal y clara al Estado español de devolver la plata mal habida a las arcas de Potosí. Si los jueces han sido capaces de reconocer propiedades, es tiempo que reconozcan la propiedad de Bolivia en todo lo que corresponde a haber generado una economía española poderosa y que no benefició a los bolivianos en nada.
A ver si el nuevo Ministro de Culturas hace uso de sus atribuciones y junto con la Embajada de Bolivia en España reclaman lo que en justicia nos corresponde y no a ellos.
Los daños causados por abusos de poder, de guerras y de violaciones de los derechos de la humanidad son reconocidos en la legislación internacional.  Pidamos lo que corresponde y boicoteemos la entrega de tan valioso tesoro que pertenece a nadie más que a los potosinos.