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miércoles, 10 de noviembre de 2010

Te Deum. sesión de honor. desfiles y discursos con la discriminatoria actuación de Evo Morales ausente de Potosí


Potosí celebró ayer el Bicentenario de su grito libertario con sencillez y sin la presencia de las altas autoridades del Gobierno nacional.

Actos protocolares sirvieron ayer para renovar el compromiso de contribuir al desarrollo de la región. Autoridades y representantes institucionales coincidieron en que el pasado histórico de Potosí debe servir para reorganizar las nuevas políticas y propuestas para favorecer el desarrollo de Potosí.

“Nos toca ahora a todos nosotros hacer un pequeño compromiso de seguir trabajando por la libertad. Es nuestra responsabilidad cuidarla, protegerla, promoverla. Somos hijos de la libertad y estamos llamados a caminar en la libertad”, expresó el obispo Ricardo Centellas en la Homilía del Tedeum concelebrado en el templo de San Antonio de Padua.

En la solemne sesión de honor en homenaje al 10 de noviembre de 1810 preparada por el Concejo Municipal de Potosí, se escucharon discursos con el mismo mensaje de seguir contribuyendo al avance de los potosinos.

“Sólo la determinación y la unidad de todos los potosinos nos va a permitir salir e ir adelante en forma conjunta para buscar mejores días para nuestra población”, manifestó el gobernador de Potosí, Félix Gonzales.

En el Tedeum participó la orquesta del Bicentenario, que entonó el Himno Nacional en la elevación de la hostia en el templo de San Antonio de Padua mientras el obispo de la Diócesis lucía el báculo con nueva casulla.

En la solemne sesión de honor realizada en el teatro Modesto Omiste, la orquesta del Bicentenario entonó las 13 estrofas del Himno a Potosí, lo que agradó de sobremanera al público que asistió al acto.

Por la tarde se realizó el desfile cívico con participación de autoridades nacionales, departamentales e instituciones, donde el sector de la prensa rindió su homenaje y reavivó el pensamiento de libertad de expresión, lo que fue apoyado ampliamente por el público con aplausos. Como estaba anunciado, no asistieron el presidente, Evo Morales, ni el vicepresidente, Álvaro García Linera.

Teatralización El elenco de teatro del Regimiento de Infantería 3 Pérez, presentó ayer una escenificación y teatralizaron de los hechos del 10 de noviembre de 1810 en nuestra ciudad y otros acontecimientos que dieron paso al grito libertario de los potosinos.

La presentación de esa obra fue preparada en adhesión al Bicentenario de Potosí y está referida a los diferentes hechos que se registran en la historia, con suficientes argumentos para demostrarlo en el escenario.

Autoridades del Regimiento, de la Gobernación, la Alcaldía Municipal, policiales, invitados especiales y autoridades visitantes fueron los espectadores de esta obra.

Cada quien por su lado

Durante los festejos del Bicentenario, se vio poca participación de autoridades y programas particulares. Los únicos que vinieron a festejar junto a los potosinos fueron el gobernador de Oruro, Santos Tito; la alcaldesa de Oruro, Rocío Pimentel; y concejales de algunos municipios próximos a esta ciudad además del Defensor del Pueblo, Rolando Villena.

Aparentemente debido a choque de horarios, el gobernador y los asambleístas departamentales de Potosí no asistieron al Tedeum efectuado en el templo de la Merced, lo que dio lugar a comentarios sobre una posible discriminación de las autoridades oficialistas al pueblo potosino. Incluso el alcalde, Zenón Gutiérrez, y algunos concejales no asistieron a la misa en honor a los héroes del 10 de noviembre de 1810.

Las autoridades del municipio local convocaron a servirse un almuerzo en el restaurante mirador Pary Orcko como parte de los actos de homenaje al bicentenario.

Por su parte, el Comité del Bicentenario hizo extensiva su invitación a departir un almuerzo en el ingenio San Marcos y fue a esta invitación a la que asistió el gobernador, Félix Gonzales.

"la más completa síntesis de las paradojas, los conflictos, las dificultades" rinde homenaje a Potosí el diario Los Tiempos

Potosí es la más completa síntesis de las paradojas, los conflictos interiores, las dificultades que encontramos para mirarnos a nosotros mismos

Si hubiera que identificar un sitio especialmente cargado de todo tipo de elementos simbólicos, probablemente Potosí con su Cerro Rico y su salar figuraría entre los más importantes. Y no sólo porque la abundancia de las riquezas minerales que contiene su suelo y subsuelo han alcanzado dimensiones legendarias, al punto de que el Diccionario de la Real Academia Española reconoce el topónimo “Potosí” como sinónimo de “riqueza extraordinaria”, sino también porque la palabra está íntimamente ligada, por lo menos en la conciencia colectiva boliviana, con la pobreza y todas sus más penosas manifestaciones.

Más notable aún es que tal paradoja no sea cuestión del pasado sino que mantenga tanta actualidad como cuando en el siglo XVI el Cerro Rico fue el origen de tan grandes fortunas para unos como de penurias para los millones de indígenas que murieron –y todavía mueren– en sus socavones.

No es casual por eso que un día como hoy, cuando Potosí conmemora el bicentenario del grito libertario del 10 de noviembre de 1810, afloren todos los sentimientos encontrados que produce la paradójica relación entre pobreza y riqueza que ese departamento ha tenido que padecer a lo largo de su historia.

Tan traumática y conflictiva fue desde sus orígenes esa relación entre riqueza y pobreza que siempre fue difícil distinguir los límites entre lo que es historia y lo que es fábula, entre la realidad y la leyenda. Y aún hoy, cuando ya no se trata de pensar en el pasado sino en el presente y futuro de Potosí y por consiguiente de nuestro país, tales elementos se mantienen tan confusos como durante los últimos cinco siglos, tanto, que las riquezas minerales de Potosí –principalmente el litio y el uranio– se prestan a tan fabulosas especulaciones como las que hicieron perder la cordura a muchos de quienes sucumbieron ante el brillo de la plata.

Mientras tanto, mucho más concretos que los recuerdos buenos y malos que deja la historia y que las fabulaciones de quienes derrochan imaginación para proyectar las riquezas potosinas a los próximos 5 mil años, están los fríos datos de la realidad, esos que una y otra vez ratifican que Potosí y sus habitantes siguen figurando entre los más pobres de Bolivia –y por consiguiente del mundo– y al mismo tiempo las riquezas minerales de ese departamento, tal como viene ocurriendo desde hace cinco siglos, se destacan entre las más cotizadas del planeta.

Potosí es pues hoy, tal como ayer, la más completa síntesis de las paradojas, los conflictos interiores, las dificultades que todos los bolivianos encontramos para mirarnos a nosotros mismos, reconciliarnos con nuestro pasado, entender nuestro presente y reconstruir nuestro futuro.

Que sea Potosí el departamento que con más decisión y generosidad haya apoyado durante los últimos años al proyecto político en actual proceso de ejecución, y que simultáneamente sea el que con más vigor sostenga una pugna con el poder central, es también un símbolo de lo que Bolivia fue, de lo que es hoy y de las dificultades que tiene para proyectarse al mañana.