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viernes, 17 de julio de 2015

Zuleta Calderón se refiere a las luchas potosinas del pasado, cuando proclamaron al "Potosí Federal" lo cual ocurre también hoy para denigrar la real lucha potosina. su texto es revelador de las maquinaciones en contra de nuestro Potosí Querido.

Con inaguantable arrogancia y bajo el sugestivo título “¿Potosino soy?”, se acaba de publicar en este medio un artículo plagado de verdades a medias y acusaciones temerarias a los dirigentes cívicos que desde hace varios días se encuentran en La Paz protestando por la falta de atención del gobierno central a las demandas del pueblo de Potosí.

Al respecto, tengo la impresión de que el autor de tan desatinada contribución periodística pierde los estribos al tachar de discurso cívico separatista y atentatorio contra la unidad de la patria el planteamiento de los potosinos. En un afán claro de parcializarse con la posición oficial, intenta por todos los medios comparar la actual demanda cívica con el movimiento regionalista cruceño de 2009.
Después de elucubrar semejante desparpajo, se anima a argumentar que “la intención de los cívicos es no solucionar nada”, aunque entra en una clara contradicción pues en medio de su exposición alabanciosa de los supuestos grandes logros del gobierno para con Potosí, le da toda la razón a la ministra de comunicación cuando indica que el gobierno central no pudo resolver en cinco años al menos uno de los proyectos reclamados por Potosí y más adelante admite también que el presidente Morales pudiese no haber atendido todas sus demandas. 
A continuación, en su obnubilada paranoia, acusa a los potosinos de buscar la violencia, heridos y muertos de por medio, para luego vincular este movimiento de reivindicación regional con la reconfiguración de una oposición política debilitada. Aquí, solo le falta tildarlos de terroristas para cerrar con broche de oro su parafernalia irresponsable.
En lugar de satirizar los reclamos del pueblo potosino, haciendo notar que no solo crecieron en estos años sino que se volvieron más inviables, sin embargo, hubiera sido bueno que el columnista se entere de que la solución de muchos de ellos apenas requería un mínimo de voluntad política, antes que enormes erogaciones de recursos financieros de parte del poder ejecutivo.
Así, no entiendo por qué hace tanto alarde de que las demandas aumentaron si datan de hace más de cinco años; tampoco resulta comprensible su asombro ante la supuesta inviabilidad de los mismos cuando a lo largo de los últimos nueve años el gobierno habría implementado un conjunto casi incontable de ese tipo de proyectos.
En este contexto, si de hacer las cosas con racionalidad económica se trata, quizás haya  llegado la hora de empezar a tomar algunas acciones. Sugiero, por ejemplo, que se realice de manera inmediata una auditoría técnico-operativa y/o evaluación concurrente de todos los proyectos financiados con recursos del Tesoro General del Estado (TGE) y el Banco Central de Bolivia (BCB) en actual proceso de implementación para determinar su verdadera rentabilidad económica y, en caso de que se demuestre lo contrario, su cierre, seguido de una reasignación de recursos a proyectos económicamente viables en las diferentes regiones del territorio nacional.
El pueblo boliviano no debería seguir tolerando la arbitrariedad con que grandes cantidades de recursos financieros provenientes del TGE y el BCBse destinan a diferentes proyectos que aparecen de cuando en cuando en la cabeza de los principales dignatarios de Estado y se ejecutan sin responder a ninguna estrategia nacional de desarrollo y menos a criterios de equidad regional, eficacia, eficiencia o rentabilidad económica.
Por último, invito al desmemoriado periodista a dejar de satanizar tanto el federalismo y a repasar la historia nacional para encontrar que a fines del siglo XIX y principios del siglo XX fue precisamente en esta región que se enarbolaron las banderas federales para reclamar por la desatención del gobierno de la época, lo que derivó, entre otras cosas, en la llamada guerra federal y el traslado de la sede de gobierno a la ciudad de La Paz.


Lo que nos quiere decir la Marcha de Potosí

Andrés Gómez Vela

Cuando vi el pasado jueves la marcha de más de 120.000 potosinos, según cálculos de medios locales, recordé a John Stuart Mill, que solía decir que la democracia necesita ciudadanos activos a pesar de los gobernantes, que prefieren ciudadanos pasivos porque es más fácil controlarlos debido a que son dóciles e indiferentes. 

La ciudadanía activa no se adormece con el arrullo de promesas revolucionarias y se lanza al rescate de la democracia cuando el poder político contrapone el miedo, principio del despotismo, diría Montesquieu. 

Según el modelo jacobino, la práctica democrática nunca debe ser primero, sino la dictadura revolucionaria y sólo luego el reino de la virtud. Para el modelo democrático, el reino de la virtud se desarrolla sólo en la práctica democrática. Potosí rechaza el jacobino porque evita la participación plural y trae consigo, aunque suene paradójico, la dictadura de un gobierno elegido democráticamente.    

En democracia, el político es mitad demagogo y mitad profeta, por ello promete futuro. Por ejemplo, Evo Morales prometió a Potosí un aeropuerto internacional y una fábrica de cemento, pero incumplió con la excusa de que ambos proyectos son inviables. 

En estos momentos das la razón a Saint Simón, quien prefería un gobierno de científicos y no de simples políticos.  Sin embargo, la democracia no sólo necesita de técnicos, sino de todos los actores de una sociedad porque sólo de ese modo el poder fluye de la base al vértice, al menos en teoría. A priori, democracia y tecnocracia son antitéticas, pero pueden ser ensambladas para evitar la demagogia y el despilfarro del futuro.

La marcha potosina también me recordó uno de los debates más significativos que se desarrollaron  en la Asamblea Constituyente francesa, la que parió la constitución de 1791, que estableció que el diputado, una vez elegido, se convierte en el representante de la nación y ya no de los electores. 

Los potosinos develaron con su Gran Marcha que “sus” diputados, senadores, alcaldes y gobernador, elegidos entre octubre de 2014 y marzo de 2015, sólo representan al MAS, y ya no a ellos.  En consecuencia, en ejercicio de su soberanía, eligieron nuevos representantes, pero esta vez en las calles, no en las urnas; y los encomendaron defender su futuro ante el gobierno central. 

Este procedimiento tiene respaldo en el artículo 11.II.2 de la Constitución, que establece la figura de democracia directa y participativa porque la representación no es un cheque en blanco, sino el resultado permanente de una interacción entre los intereses representados y el interés del país, antes que del partido.  

Vivir en democracia es complejo porque consiste en armonizar los intereses particulares y regionales con el interés común. Potosí quiere ser parte de ese sueño común y con ese fin practica la democracia participativa. 

Bobbio advierte que nada es más peligroso para la democracia que el exceso de democracia. Pero no hay peligro cuando los gobernantes respetan su palabra, las reglas y dejan que la ética gobierne su consciencia. 

Más allá de estas consideraciones, la demanda potosina refleja que hay un poder descendente y uno ascendente debido a que el proceso de cambio ya no es el que habíamos soñado. Lo grafico mejor con las palabras conclusivas que Pasternak hace decir a Gordon, el amigo del doctor Zivago: “Muchas veces ha sucedido en la historia. Lo que fue concebido como noble y elevado se ha vuelto una cruda realidad, así Grecia se volvió Roma, la Ilustración rusa se convirtió en la revolución rusa”. 

En nuestro caso, el proceso de cambio, concebido como “noble” y “elevado,  se ha vuelto una cruda realidad, así el cambio se volvió en masismo, que cultiva el fanatismo, que es la creencia ciega en la propia verdad y en la fuerza capaz de imponerla. 

Potosí marchó para que comience su futuro, pero el MAS responde que su futuro terminó. 

Ante esta circunstancia y los 120.000 manifestantes, evocó a Popper, que distingue a un gobierno democrático de uno no democrático, señalando que solamente en el primero los ciudadanos se pueden deshacer de sus gobernantes sin derramamiento de sangre. 

los 26 puntos del pliego potosino. ya salió García "la actitud potosina es favorable a Chile" y el de Gobierno "la oposición mueve el paro" y los "movimientos..." Potosí está en contra de la reelección de Evo. el pueblo apoya a Potosí. Potosí tiene el respaldo de Bolivia en su rebelión!

El Comité Cívico Potosinista (Comcipo) plantea los siguientes  26 puntos al Gobierno  como su pliego petitorio acordado con una comisión de ministros  en noviembre de 2014.
1.- Complejo hidroeléctrico Río Yura Potosí.
2.- Planta hidroeléctrica Supay Chaca Río Pilcomayo.
3.- Hospital de segundo nivel en la zona San Cristóbal de la ciudad de Potosí.
4.- Hospital materno infantil en la ciudad de Potosí.
5.- Hospital de segundo nivel en (Llallagua) dotación de items para los médicos y enfermeras.
6.- Construcción de un puente internacional en Villazón que cuente con todos los servicios de controles internacionales.
7.- Represa Ajnapa Tupiza.
8.- Establecimiento y reversión al municipio de todas las tierras enajenadas por usucapiones fraguadas por personas de la Alcaldía y otras autoridades de Tupiza.
9.- Conclusión camino carretero Incata-San Antonio.
10.- Construcción camino carretero Uyuni – Hito 60.
11.- Mejoramiento de la carretera con doble vía Potosí – Puente Méndez.
12.- Camino carretero Potosí – Colquechaca – Capinota – Cochabamba.
13.- Fábrica de vidrio.
14.- Fábrica de cal en Cayara.
15.- Planta recicladora de basura en la ciudad de Potosí.
16.- Energía eólica en el sudoeste potosino.
17.- Impulsar la reposición de la zona franca en Uyuni.
18.- Ítems para los médicos y enfermeras.
19.- Represa de agua en Puna.
20.- Exploración de yacimientos mineros y petróleo.
21.- Fábrica de cemento en Coroma.
22.- Aeropuerto Internacional en Pampas de Lequezana, de acuerdo con la Ley 4157.
23.- Preservación del Cerro Rico de Potosí.
24.- La no renuncia a la deuda histórica a ser considerada en el tratado de las aguas del Silala, que reivindica la plena soberanía de Bolivia sobre dichos manantiales.
25.- El traslado de la oficina central de la Comibol a la ciudad de Potosí, de acuerdo con la Constitución Política del Estado.
26.- Tema educativo: ítems para trabajadoras sociales y psicólogos en todas las unidades educativas de secundaria.