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viernes, 14 de agosto de 2015

René Rafael López escribe sobre "el tesón de un pueblo" que no es otro que el pueblo de Potosí. "los que detentan el poder han perdido la humildad, el Comité Cívico" no logra ser escuchado por EMA. sus pedidos son tan urgentes como UN HOSPITAL que no lo tiene en la medida de sus necesidades

Sócrates tenía razón cuando decía que la vida es una constante búsqueda de la verdad, de una verdad no a medias sino completa. Tanto silogismo se pierde dentro la órbita nihilista (nada), no soportan ningún reclamo ni quieren compartir la riqueza que dan las materias primas. Prefieren hacer obras en el exterior; pero no se condena la corrupción que gira alrededor solo de un lado. El aparato estatal desgrana un sofisma oculto detrás de la razón con un idealismo fantasma se persigue un interés sectario en abandono paupérrimo de un todo. Ese todo constituye Bolivia y sus nueve departamentos, unos más prósperos y otros miserables con migajas recibidas hacen reventar el sentimiento de un pueblo que a través de la historia ha dado todo de sí, incluso miles de humanos murieron en los oscuros socavones. Nada conmueve a quienes se creen con el derecho de mandar y decidir, van enumerando números y más números negándose a escuchar el clamor de un pueblo que pide de rodillas diálogo.

Nadie es feliz viendo el esplendor del narcotráfico que malogra la mente de las personas y envenena el alma de quienes caen en su adicción, tampoco uno está tranquilo con una inseguridad que cada día va en aumento, se están perdiendo las virtudes que antes eran un estudio completo, cala hondo la inmoralidad, la soberbia, la mentira y las falsas promesas. Porque quienes ostentan el poder momentáneamente, han perdido la humildad de escuchar a cualquier sector, peor todavía cuando el Comité Cívico de Potosí (Comcipo), que aglutina a todos los sectores sociales, no encuentra el eco de sus problemas. Son problemas notorios por cualquier ángulo que se lo vea, veamos: ausencia de un hospital de tercer nivel; falta de empresas productivas, aeropuerto, y lo más importante, industrialización.

Solo sé que nada sé, expresaba Sócrates y murió humilde. Sus adversarios le llevaron a un juicio y aun así respetó la decisión cruel de morir envenenado. Sócrates era considerado en ese tiempo como el hombre más sabio de la tierra. Los actuales administradores se creen muy lúcidos en tiempos de bonanza económica, habría que ver sus caras en época de vacas flacas, se creen a todas luces con toda la razón de las cosas, tendrían que pensarlo un millón de veces antes de cometer la locura de la eternidad, esa fiebre parecida a la del oro va contagiando a sectores sociales que hacen de la democracia el templo del pecado capital, se manchan la conciencia y la propia personalidad sabiendo que al frente tienen una Constitución y deben respetarla.