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martes, 31 de julio de 2012

primero lo positivo. Karachipampa podrá funcionar finalmente. lo negativo. un grupo de militares a los que se conoce como "los karachipampas" negoció la planta a un precio millonario. nunca funcionó por su sobredimensión...ahora se intenta de nuevo

Es una buena noticia. La planta de fundición de concentrados de plomo y plata de Karachipampa, ubicada a tres kilómetros de la ciudad de Potosí, se pondrá en funcionamiento en este segundo semestre, después de más de 27 años de su entrega.
Este horno de fundición comenzó a gestarse en 1976, pero fue durante el Gobierno del general David Padilla Arancibia que se firmaron los acuerdos para que sea instalado con una inversión de aproximadamente 150 millones de dólares. Insuficiencia de producción de minerales, finalización de la garantía de las empresas constructoras, carencia de capital de inversión para empezar el funcionamiento y bajísimas cotizaciones internacionales de las materias primas en la época en que fue entregada, entre otras, son las razones de la incongruencia que impidió la productividad de una planta cuya inversión fue multimillonaria y jamás encendió su maquinaria ni fundió una sola tonelada de concentrados. Durante largos años, la planta quedó como un monumento a la nada a un costado del desaparecido cerro Pati-Pati, en la vía que une el aeropuerto capitán Juan Mendoza con la Villa Imperial.
Pese al tiempo transcurrido, la tecnología del horno no quedó obsoleta. El problema es que requiere tal volumen de concentrados que deberá absorber la producción del proyecto minero San Cristóbal y, llegado el caso, la de Mallku Quta, pues no puede ser empleada como una alternativa a Vinto, ya que no está diseñada para procesar concentrados de estaño, y en otro horno se podrá fundir la producción de plata y zinc.
Los expertos dicen que los minerales extraídos del Cerro Rico no son susceptibles de ser tratados en esta planta debido a que tienen un alto contenido de estaño.
Habrá que resolver también un problema que no es menor, la provisión de energía para que el complejo opere con normalidad.
La historia de la fundición de minerales en Bolivia es un recuento de problemas y tristezas, de decisiones mal tomadas y de presiones de potencias y empresas extranjeras interesadas en que Bolivia no refine sus propios minerales.
La primera fundición, la de Vinto, fue producto de negociaciones ultrasecretas sostenidas por el expresidente Alfredo Ovando Candia con ejecutivos de la firma alemana Klochner, e incluso los servicios de inteligencia de varios países del mundo se enteraron de la instalación de los hornos cuando éstos llegaron al puerto de Arica. Su privatización fue otra sucesión de negociaciones, que causaron serios perjuicios al Estado.
La planta de La Palca, en Potosí, generó tal contaminación que debió ser cerrada y no hay los suficientes recursos para rehabilitar sus instalaciones.

sin que Bolivia haya movido un dedo, España reconoce su pertenencia de unas 36 mil monedas que le serán entregadas para su exposición. L.T. subeditorial


Recientes declaraciones hechas por el Embajador español en Bolivia sobre la posibilidad de que al menos el 6 por ciento, alrededor de 36.000 monedas, de las casi 600 mil de oro y plata que fueron rescatadas del mar por la empresa estadounidense Odyssey y recuperadas por España después de un litigio, serían de origen potosino y eventualmente entregadas para ser exhibidas en algún museo de nuestro país, ha vuelto a dar actualidad a un tema que, pese a lo ligado que está a nuestra historia colonial, no ha recibido la atención que merece.

Como se recordará, el origen del caso se remonta a mayo de 2007, cuando la empresa estadounidense Odyssey Marine Exploration informó sobre el hallazgo de los restos de una fragata española que transportaba un valiosísimo cargamento de monedas.
A partir de ese día, se desencadenó una muy intensa disputa en estrados judiciales entre la empresa que hizo el descubrimiento y el Estado español. Perú decidió involucrarse en la contienda legal, aunque sin mucha fortuna, mientras el Estado boliviano, excepto uno que otro alegato verbal, no hizo mucho al respecto.
Ahora, al parecer por iniciativa propia, España ha abierto, a través de su representante diplomático, la posibilidad de que una parte del tesoro retorne al lugar de su origen, es decir Potosí. Ojalá que ante tan buena noticia esta vez se pongan en acción con prontitud y eficiencia las autoridades, pues sería muy penoso que, una vez más, la negligencia atente contra los intereses patrimoniales de nuestro país.