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jueves, 14 de mayo de 2015

Reclama Potosí que Evo cumpla promesas del 2009. Gobierno considera sometido al potosino. Admitir que la dirigencia cívica es legítima y pide reunirse con Evo. Dos posturas una de reclamo otra de negarle todo al pueblo potosino. Los Tiempos pro Potosí

El MAS cree que tiene controlado a Potosí y que la dirigencia cívica carece de legitimidad. Mientras se mantenga en esa posición, el diálogo será imposible
Potosí cumplió ayer un paro de 24 horas como una primera medida de protesta en lo que parece el reinicio de las presiones de esa región por pedidos que datan del 2009.
Las demandas del pueblo potosino están contenidas en el denominado “pliego de seis puntos”, que motivó la célebre huelga de 19 días de 2010, aunque ahora existe una nueva lista de por lo menos 26 pedidos. Que en este nuevo documento estén cuatro de los seis puntos anteriores es una muestra de que el Comité Cívico Potosinista (Comcipo) considera que más de la mitad de sus demandas no ha sido atendida.
Para el Gobierno, el “pliego de seis puntos” ha sido atendido favorablemente. Uno de sus temas fuertes es la vinculación caminera ya que varios proyectos viales han sido concluidos por la administración de Evo Morales. Además de recordar que en los últimos años hubo un incremento en la inversión pública en ese departamento, el vicepresidente García Linera también hizo referencia a los avances en la industrialización del litio del salar de Uyuni.
Puestas las cosas sobre la mesa, parecería que el Gobierno atiende favorablemente a Potosí y el paro de ayer fue motivado por intereses políticos. El problema es que resulta difícil confrontar posiciones porque, incluso desde la huelga de 2010, el Gobierno se resiste a un diálogo directo con la dirigencia de Comcipo.
Los cívicos han insistido en reunirse con el Presidente desde hace meses pero la respuesta ha sido la indiferencia, cuando no una negativa rotunda. Si el Gobierno quiere demostrar los avances en las demandas potosinas, arma una parafernalia que tiene como principal escenario al edificio central de la Gobernación. Allí, rodeado de cámaras y con la presencia masiva de sus acólitos o simpatizantes –expresamente convocados para tal fin–, el Jefe de Estado afirma que todo está sobre ruedas y cree que con ello ha cerrado el capítulo de las exigencias potosinas.
Comcipo no está de acuerdo. Los dirigentes recuerdan que el Gobierno negó expresamente una demanda, la de construir un aeropuerto internacional; que la fábrica de cemento en Coroma no comenzó a construirse, que nada está definido en el tema de los límites con Oruro, en una región en la que periódicamente hay reportes de enfrentamientos; y que los cooperativistas mineros siguen causándole daño al Cerro Rico.
Tenemos, entonces, dos posiciones distintas y antagónicas. La racionalidad impone que, cuando eso ocurre, hay que resolver las diferencias mediante el diálogo, pero el Gobierno está empeñado en no reconocer a la dirigencia cívica. Esa actitud, que muchas veces ingresa en el plano de la soberbia, fue reforzada con los resultados de las últimas elecciones en las que el MAS ganó, a diferencia de lo sucedido en otros departamentos en los que antes tenía hegemonía.
El MAS cree que tiene controlado a Potosí y que la dirigencia cívica carece de legitimidad. Mientras se mantenga en esa posición, el diálogo será imposible y, al existir posiciones contrapuestas, lo más probable es que habrá un nuevo paro, uno que, como el de ayer, pudo ser evitado mediante el diálogo.

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