Un día como hoy, el 10 de noviembre de 1810, hace 206 años, quienes vivían en las faldas del Cerro Rico de Potosí abocados a las labores mineras y las muchas actividades que giraban a su alrededor, decidieron romper los vínculos que los unían al régimen colonial español y sumarse al movimiento que desde Buenos Aires proclamaba la creación de una unión independentista.
El gesto revolucionario de los potosinos de aquel entonces tuvo una trascendencia muy peculiar porque Potosí ya era, como lo es desde hace más de 500 años, una fuente de riqueza tan grande que alrededor de su posesión se desencadenaban las más intensas pasiones y pugnas. Muchos de los hilos que se movían desde Madrid, pasando por Lima y Buenos Aires, tenían como principal objetivo mantener, en unos casos, y conquistar, en otros, el control de tan fabulosa fuente de poder económico.
206 años después, como las noticias cotidianas lo confirman, Potosí y sus habitantes no han logrado superar del todo las relaciones traumáticas causadas por el contraste entre su privilegiada posesión de abundantes riquezas minerales, por una parte, y su desfavorable ubicación geográfica, por otra, lo que en gran medida explica una paradójica y todavía no resuelta relación entre riqueza y pobreza.
Felizmente, y aunque todavía lejos de lo que sería de desear, algunas señales esperanzadoras se han podido ver últimamente. Es el caso de una serie de actividades promovidas por el Gobierno municipal potosino para hacer del turismo un motor dinamizador de su economía. Por el bien de Potosí y el de todo el país, es de esperar que este tipo de iniciativas tengan éxito.
una de las regiones más extraordinaria de Bolivia es Potosí cuya fama y portento nacen de su riqueza mineral hasta hoy no desmentida. Potosí vibra por la Nación Boliviana y sus hombres tienen la marca del mayor sentido patriótico
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jueves, 10 de noviembre de 2016
Potosí...todavía en la península Ibérica se dice en la conversación corriente "vale un Potosí", para significar tratarse de algo valioso y fino. con esta tradición nació, creció, se desarrolló la Ciudad Imperial, hasta cuando sus malos hijos la abandonaron y su desarrollo no creció a la par de otras regiones. LT. Potosí apuesta al turismo.
jueves, 26 de mayo de 2016
Toro Montoya como buen llajtamasi sale en defensa del Patrimonio Cultural de la Casa de la Moneda, donde la Fundación Cultural del Banco Central en 2010 demolió tres tabiques construidos, es posible, en tiempos de la restauración. lo peor de todo, es que la Fundación no ha compensado la pérdida que ello implica y en cuyo reclamo aparece el periodista con el apoyo de todos los potosinos.
Una de las razones fundamentales para los alzamientos de Potosí, traducidos en los paros de 19 y 27 días, es que no sólo este Gobierno sino también los anteriores y el país entero no reconocen su deuda histórica con la Villa Imperial.
Recién nomás preparé una conferencia en la que demuestro, con argumentos históricos, que Bolivia no hubiera existido sin Potosí y refiero la influencia que tuvo la ciudad del Cerro Rico para la creación de la Audiencia de Charcas.
No obstante, dejaré ese tema para otro momento ya que, a raíz del escándalo por la demolición de tres tabiques en la Casa Nacional de Moneda, me voy a concentrar en lo que pasó y pasa con ese repositorio cultural.
Como ya dejé dicho en otro artículo, la Casa de Moneda no hubiera existido si los potosinos no la salvaban cuando Manuel Belgrano intentó volarla en pedazos en 1816. Ya en el siglo XX, potosinos como Cecilio Guzmán de Rojas, Armando Alba y Domingo Flores convirtieron al edificio, que entonces era usado de depósito, en un museo de historia y arte retrospectivo. ¿Quién no ha visto por lo menos fotografías de las máquinas laminadoras? Pues bien, antes de la intervención, sus piezas estaban despedazadas y amontonadas en el monumental edificio.
La Casa de Moneda es hoy el museo cultural más importante del país y todavía depende de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (Fcbcb). Autoridades actuales intentan convencer a Potosí que esa fundación fue beneficiosa para el repositorio pero he aquí unos botones para demostrar lo contrario:
-- La Fcbcb construyó un edificio nuevo para el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia que estuvo errante durante un tiempo.
-- La Fcbcb fue comprando inmuebles aledaños a la Casa de la Libertad para permitir su necesaria ampliación. Recién nomás compró otro cuya rehabilitación está en proceso.
-- La Fcbcb construyó el edificio del Centro de la Cultura Plurinacional en Santa Cruz.
Todas esas adquisiciones y obras eran necesarias y hasta justicieras así que no se las cuestiona. El detalle es que la Casa de Moneda nunca se benefició con adquisición de inmuebles y mucho menos con la construcción de edificios nuevos.
En cambio, en octubre de 2010, se decidió ampliar unos ambientes y, para ello, se demolió tres tabiques que, según afirman actuales funcionarios del repositorio, tenían pintura mural de antigüedad no determinada. La demolición fue autorizada mediante la resolución de directorio N° 080/2010 del Consejo de Administración de la Fcbcb.
Estuvo bien que se compre y construya edificios para los otros repositorios pero está mal que uno, la Casa de Moneda, no tenga los mismos beneficios.
El valor de la historia radica en que fue hecha por los hombres y permite estudiar sus acciones. Esas acciones dejan huella que son la evidencia no sólo de los hechos sino del transcurrir del tiempo. En el caso de las demoliciones en la Casa de Moneda, es increíble que una fundación cultural, como la del Banco Central de Bolivia, relativice el asunto al señalar, en un comunicado, que “no se trataba de construcción original, siendo tabiques de ladrillo levantados en décadas recientes”. Lo que correspondía era salvar los pedazos para determinar su antigüedad y saber qué huella dejó el pasado en ellos. Si no tenían valor, se pudo expresar esa calidad en un documento y proseguir con las obras pero, en lugar de ello, se optó por el secretismo.
Belgrano no pudo despedazar la Casa de Moneda de una sola vez pero, en el siglo XXI, la Fcbcb destruyó por lo menos tres de sus tabiques.
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