Todavía resuenan las palabras del papa Francisco en ese histórico discurso que pronunció en la Catedral Metropolitana de La Paz. “El diálogo es indispensable”, resaltó el santo padre, en referencia al histórico diferendo marítimo que separa a bolivianos y chilenos. Pero no fue la primera ni la única vez que el pontífice hizo mención del diálogo como el único camino para enfrentar las diferencias en una sociedad democrática. Lo mencionó incansablemente en los tres países que visitó durante su histórica gira por Ecuador, Bolivia y Paraguay.
Pasaron casi 20 días y el país aún camina por la peligrosa cornisa de un difícil conflicto por las demandas regionales del departamento de Potosí que, por falta de previsión gubernamental, casi llega a un enfrentamiento fratricida. El reclamo potosino es público y conocido desde 2010, cuando los cívicos potosinos protagonizaron un paro regional de 19 días que conmocionó al país. Aunque algunas de sus demandas resultan sobredimensionadas, en gran medida, Potosí reclama no quedar al rezago de los beneficios del auge económico de las materias primas que, paradójicamente, se está terminando. Ante la falta de cumplimiento del pliego petitorio de aquel entonces, los cívicos potosinos retomaron el conflicto el 11 de mayo de este año, cuando los demandantes anunciaron un paro cívico de 24 horas con fuertes medidas de presión. Pasaron 71 días, 10 semanas, antes de que el Gobierno del presidente Evo Morales se percatara de que Potosí estaba decidido a no dejar pasar una factura que duele para un departamento que dio mucho más que minerales para el actual ‘proceso de cambio’.
¿Qué pasó con los ministros del Poder Ejecutivo? ¿No pudieron realizar medidas preventivas para evitar que la sangre llegue al río? ¿No sabían que para dialogar realmente había que escuchar? El paro cívico ha generado enormes pérdidas económicas y graves efectos para la población. Las actividades educativas fueron suspendidas, los mercados y comercios de la ciudad estuvieron cerrados, y el desabastecimiento causó grandes perjuicios. De no truncarse el diálogo, un acuerdo incluirá grandes promesas de obras públicas en un contexto económico adverso. ¿Qué capacidad real tiene el Ejecutivo para cumplir con esas demandas?
Ojalá el caso potosino sirva como referente para resolución de otros conflictos pendientes en el actual proceso. El diálogo no solo exige voluntades de cambio. El diálogo debe ser abierto, realista y oportuno. No realizarlo de esta manera es volver al país de los enfrentamientos, los bloqueos y las intransigencias
una de las regiones más extraordinaria de Bolivia es Potosí cuya fama y portento nacen de su riqueza mineral hasta hoy no desmentida. Potosí vibra por la Nación Boliviana y sus hombres tienen la marca del mayor sentido patriótico
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jueves, 30 de julio de 2015
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