Es una buena noticia. La planta de fundición de concentrados de plomo y plata de Karachipampa, ubicada a tres kilómetros de la ciudad de Potosí, se pondrá en funcionamiento en este segundo semestre, después de más de 27 años de su entrega.
Este horno de fundición comenzó a gestarse en 1976, pero fue durante el Gobierno del general David Padilla Arancibia que se firmaron los acuerdos para que sea instalado con una inversión de aproximadamente 150 millones de dólares. Insuficiencia de producción de minerales, finalización de la garantía de las empresas constructoras, carencia de capital de inversión para empezar el funcionamiento y bajísimas cotizaciones internacionales de las materias primas en la época en que fue entregada, entre otras, son las razones de la incongruencia que impidió la productividad de una planta cuya inversión fue multimillonaria y jamás encendió su maquinaria ni fundió una sola tonelada de concentrados. Durante largos años, la planta quedó como un monumento a la nada a un costado del desaparecido cerro Pati-Pati, en la vía que une el aeropuerto capitán Juan Mendoza con la Villa Imperial.
Pese al tiempo transcurrido, la tecnología del horno no quedó obsoleta. El problema es que requiere tal volumen de concentrados que deberá absorber la producción del proyecto minero San Cristóbal y, llegado el caso, la de Mallku Quta, pues no puede ser empleada como una alternativa a Vinto, ya que no está diseñada para procesar concentrados de estaño, y en otro horno se podrá fundir la producción de plata y zinc.
Los expertos dicen que los minerales extraídos del Cerro Rico no son susceptibles de ser tratados en esta planta debido a que tienen un alto contenido de estaño.
Habrá que resolver también un problema que no es menor, la provisión de energía para que el complejo opere con normalidad.
La historia de la fundición de minerales en Bolivia es un recuento de problemas y tristezas, de decisiones mal tomadas y de presiones de potencias y empresas extranjeras interesadas en que Bolivia no refine sus propios minerales.
La primera fundición, la de Vinto, fue producto de negociaciones ultrasecretas sostenidas por el expresidente Alfredo Ovando Candia con ejecutivos de la firma alemana Klochner, e incluso los servicios de inteligencia de varios países del mundo se enteraron de la instalación de los hornos cuando éstos llegaron al puerto de Arica. Su privatización fue otra sucesión de negociaciones, que causaron serios perjuicios al Estado.
La planta de La Palca, en Potosí, generó tal contaminación que debió ser cerrada y no hay los suficientes recursos para rehabilitar sus instalaciones.
una de las regiones más extraordinaria de Bolivia es Potosí cuya fama y portento nacen de su riqueza mineral hasta hoy no desmentida. Potosí vibra por la Nación Boliviana y sus hombres tienen la marca del mayor sentido patriótico
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martes, 31 de julio de 2012
sin que Bolivia haya movido un dedo, España reconoce su pertenencia de unas 36 mil monedas que le serán entregadas para su exposición. L.T. subeditorial
Recientes declaraciones hechas por el Embajador español en Bolivia sobre la posibilidad de que al menos el 6 por ciento, alrededor de 36.000 monedas, de las casi 600 mil de oro y plata que fueron rescatadas del mar por la empresa estadounidense Odyssey y recuperadas por España después de un litigio, serían de origen potosino y eventualmente entregadas para ser exhibidas en algún museo de nuestro país, ha vuelto a dar actualidad a un tema que, pese a lo ligado que está a nuestra historia colonial, no ha recibido la atención que merece.
Como se recordará, el origen del caso se remonta a mayo de 2007, cuando la empresa estadounidense Odyssey Marine Exploration informó sobre el hallazgo de los restos de una fragata española que transportaba un valiosísimo cargamento de monedas.
A partir de ese día, se desencadenó una muy intensa disputa en estrados judiciales entre la empresa que hizo el descubrimiento y el Estado español. Perú decidió involucrarse en la contienda legal, aunque sin mucha fortuna, mientras el Estado boliviano, excepto uno que otro alegato verbal, no hizo mucho al respecto.
Ahora, al parecer por iniciativa propia, España ha abierto, a través de su representante diplomático, la posibilidad de que una parte del tesoro retorne al lugar de su origen, es decir Potosí. Ojalá que ante tan buena noticia esta vez se pongan en acción con prontitud y eficiencia las autoridades, pues sería muy penoso que, una vez más, la negligencia atente contra los intereses patrimoniales de nuestro país.
martes, 24 de julio de 2012
la historia de la minería va ligada a historia de Bolivia y decir minería es decir POTOSI. la minería no cambia no se industrializa sigue siendo la vaca lechera extractiva (El Día, SC)
El modelo minero boliviano es tan inviable, que ni siquiera aguanta la comparación con el sistema colonialista de los siglos XVI y XVII, que al menos ayudó a forjar emporios como los de Potosí y Sucre, que hoy se debaten en la pobreza y la inestabilidad. Resulta obvio que pese a todo el saqueo que les atribuyen, los españoles eran mucho más “generosos” con las regiones que esquilmaban.
La historia de Bolivia va de la mano con la minería. Esta actividad explica las dictaduras, los populismos, la llegada de la democracia, el retorno de los militares y la toma del poder del “neoliberalismo”. Cada vez que los precios de los minerales suben, los gobiernos decretan la nacionalización y deciden la privatización cuando los precios se derrumban. Así ha sido siempre y de hecho, “el proceso de cambio” se explica precisamente por el auge de las cotizaciones de las materias primas.
Pese a ello, todo puede cambiar en Bolivia, pero la minería sigue intacta, no sólo porque jamás se ha industrializado ni un solo gramo de mineral, sino porque la “patria minera” ya sea en forma de grandes barones, de burócratas centralistas, de transnacionales o de cooperativistas, mantienen secuestrado al país sin posibilidades de desarrollo o búsqueda de otros rumbos de prosperidad.
El modelo de estado boliviano es el resultado del esquema minero. Bolivia perdió el acceso al océano pacífico por favorecer a los mineros; fue a la guerra civil y cambió de sede de Gobierno por la modificación de la matriz minera y actualmente, cuando se habla de revolución, el Estado Plurinacional sigue supeditado a las minas, las mismas que sólo aportan el 6 por ciento del valor de su producción al Estado. El año pasado las exportaciones mineras alcanzaron los dos mil millones de dólares y apenas dejaron 134 millones para las arcas del Estado.
En esas condiciones, no hay forma de notar en el país que estamos atravesando un periodo de bonanza que ha batido varios récords en los precios de los minerales. Potosí jamás volverá a ser lo que fue y obviamente, las zonas mineras de Oruro y La Paz seguirán en las mismas condiciones de siempre, pese a las grandes esperanzas que abrigan esos campesinos que andan tomando minas de un lado a otro (200 en total desde el 2004).
No sólo hace falta que el Gobierno, que dice ser revolucionario y patriota, decida cambiar el modelo de minería a través de la reestructuración de la renta (como lo hizo con los hidrocarburos), sino también modificar el sistema de distribución de esos ingresos. No es posible que toda la plata del gas y de los minerales, sirva apenas para alimentar la costosa burocracia estatal, el sistema de defensa y seguridad y obviamente, el apetito de los mineros, mientras que las comunidades, las regiones y los municipios productores se mantienen en la miseria de siempre, sin posibilidades de progreso. ¿Por qué no usar por ejemplo, los recursos de la minería en la promoción del cultivo de la quinua en el Altiplano? Eso sería sostenibilidad y dignidad al mismo tiempo, pues se evitaría que las comunidades se inmiscuyan en actos de vandalismo, muy comunes últimamente.
Tal como están las cosas, la minería apenas contribuye a la contaminación de los ríos del país, cuyo costo es infinitamente mayor a las migajas que aprovechan el Estado centralista, los cooperativistas y alguno que otro empresario nacional.
La historia de Bolivia va de la mano con la minería. Esta actividad explica las dictaduras, los populismos, la llegada de la democracia, el retorno de los militares y la toma del poder del “neoliberalismo”. Cada vez que los precios de los minerales suben, los gobiernos decretan la nacionalización y deciden la privatización cuando los precios se derrumban. Así ha sido siempre y de hecho, “el proceso de cambio” se explica precisamente por el auge de las cotizaciones de las materias primas.
Pese a ello, todo puede cambiar en Bolivia, pero la minería sigue intacta, no sólo porque jamás se ha industrializado ni un solo gramo de mineral, sino porque la “patria minera” ya sea en forma de grandes barones, de burócratas centralistas, de transnacionales o de cooperativistas, mantienen secuestrado al país sin posibilidades de desarrollo o búsqueda de otros rumbos de prosperidad.
El modelo de estado boliviano es el resultado del esquema minero. Bolivia perdió el acceso al océano pacífico por favorecer a los mineros; fue a la guerra civil y cambió de sede de Gobierno por la modificación de la matriz minera y actualmente, cuando se habla de revolución, el Estado Plurinacional sigue supeditado a las minas, las mismas que sólo aportan el 6 por ciento del valor de su producción al Estado. El año pasado las exportaciones mineras alcanzaron los dos mil millones de dólares y apenas dejaron 134 millones para las arcas del Estado.
En esas condiciones, no hay forma de notar en el país que estamos atravesando un periodo de bonanza que ha batido varios récords en los precios de los minerales. Potosí jamás volverá a ser lo que fue y obviamente, las zonas mineras de Oruro y La Paz seguirán en las mismas condiciones de siempre, pese a las grandes esperanzas que abrigan esos campesinos que andan tomando minas de un lado a otro (200 en total desde el 2004).
No sólo hace falta que el Gobierno, que dice ser revolucionario y patriota, decida cambiar el modelo de minería a través de la reestructuración de la renta (como lo hizo con los hidrocarburos), sino también modificar el sistema de distribución de esos ingresos. No es posible que toda la plata del gas y de los minerales, sirva apenas para alimentar la costosa burocracia estatal, el sistema de defensa y seguridad y obviamente, el apetito de los mineros, mientras que las comunidades, las regiones y los municipios productores se mantienen en la miseria de siempre, sin posibilidades de progreso. ¿Por qué no usar por ejemplo, los recursos de la minería en la promoción del cultivo de la quinua en el Altiplano? Eso sería sostenibilidad y dignidad al mismo tiempo, pues se evitaría que las comunidades se inmiscuyan en actos de vandalismo, muy comunes últimamente.
Tal como están las cosas, la minería apenas contribuye a la contaminación de los ríos del país, cuyo costo es infinitamente mayor a las migajas que aprovechan el Estado centralista, los cooperativistas y alguno que otro empresario nacional.
Todo puede cambiar en Bolivia, pero la minería sigue intacta, no sólo porque jamás se ha industrializado ni un solo gramo de mineral, sino porque la “patria minera” ya sea en forma de grandes barones, de burócratas centralistas, de transnacionales o de cooperativistas, mantienen secuestrado al país sin posibilidades de desarrollo o búsqueda de otros rumbos de prosperidad.
sábado, 7 de julio de 2012
Humberto Iporre Salinas ilustre potosino músico y compositor, que fuera maestro de música en el Colegio Franciscano nos inspita en el encuentro con Guido Ferrufino
Potosinito de mi querer. Potosinito de mi soñar...a tí solito yo te amaré, a tí solito adoraré! (H.Iporre Salinas. potosino)
me puse a tonadear aquel dia jueves por la mañana en la Plaza Colón de Cochabamba cuando vi al hombre, al amigo, al compatriota Guido Ferrufino que venía en el sentido contrario de la acerca. Habían pasado 60 años desde la última vez que nos encontramos y sin embargo, zas! de una ojeada en forma instantánea, esta allí, ante mí, nada menos que Guido Ferrufino.
de inmediato afloraron en tropel hermosos sentimientos de nuestro Potosí natal, del colegio Franciscano, de la calle Omiste, de sus padres y mis hermanas, del gran maestro Humberto Iporre Salinas, compositor y profesor nuestro, autor de Potosino Soy, de la cueca Tu Orgullo, de la suite india El Mitayo, de valsesitos, de taquiraris, y en este caso, impulsor y animador del trio "Potosinitos" compuesto por Ferrufino, por Barrenechea, por Leaño. Cómo no recordar al trío, infaltable en las veladas artísticas y requerito en todas las fiestas...el trío se hizo pronto famoso y estaban ahí cantando en castellano y en quéchua, vestidos de azul y camisa blanca...esto ocurría por el 1947, 48 ocurrió antes de la muerte de mi padre Bernardino Aira ocurrida en Sucre 1949 que marcó mi salida de la ciudad de Potosí, rumbo al colegio Don Bosco de los sacerdotes salesianos...nunca más volví a saber del trío, ni escuchar sus canciones, porque entonces, no había como hoy la magia del grabador, de las cámaras que registran la imagen y el sonido...de las filmadoras o más aún de los teléfonos inteligentes que son verdaderas máquinas que hacen de todo, filman, fotografían, traen imágenes y bajan canciones, te transportan en segundos a cualquier lugar del mundo, o sea que son un prodigio.
qué decir de la memoria humana, de ese poder ver al amigo de la infancia después de 60 años o más...y en triqui, traque, traer a la mente, no sólo las imágenes de aquel Potosí querido, de su Boulevar, de los mitayos, de los primeros rostroso femeninos Blanca Villavicencio, Martha y Melva Quezada, de Victoria, de Raquel casda justamente con Belisario Iporre Salinas, hermano menor de don Humberto y vecino mío porque siendo propietario del "almacenes BIS" por su nombre y apellidos pero también porque bis quiere decir "repatición"...de Olga Cuba...en fin de una legión de personajes que perviven en el subconsiente y que esperan tan sólo un timbrazo mágico para salir a flote, en el movimiento de los dedos sobre la tangente de mi computadora personal.
no sé qué admirar más. si el talento humano, su cerebro, la memoria que actúa con mayor inmediatez que la cajita mágica del PC con todos sus implementos que no cesan, van en aumento y se hacen más veloces y próximos...le pedí a Guido su e--mail que lo tenía a mano y me escribió también sus teléfonos. Cómo sentí no haberme sentado en algún lugar próximo y platicado hasta quedar sin aliento...esclavos del tiempo, debía marcharme de Cochabamba a Santa Cruz en horas más y el tiempo me resultaba corto, por ello cumplo hoy en publicar esta crónica y en ponerle un correo al amigo de siempre, esperando su respuesta y sus noticias...con ansiedad.
me puse a tonadear aquel dia jueves por la mañana en la Plaza Colón de Cochabamba cuando vi al hombre, al amigo, al compatriota Guido Ferrufino que venía en el sentido contrario de la acerca. Habían pasado 60 años desde la última vez que nos encontramos y sin embargo, zas! de una ojeada en forma instantánea, esta allí, ante mí, nada menos que Guido Ferrufino.
de inmediato afloraron en tropel hermosos sentimientos de nuestro Potosí natal, del colegio Franciscano, de la calle Omiste, de sus padres y mis hermanas, del gran maestro Humberto Iporre Salinas, compositor y profesor nuestro, autor de Potosino Soy, de la cueca Tu Orgullo, de la suite india El Mitayo, de valsesitos, de taquiraris, y en este caso, impulsor y animador del trio "Potosinitos" compuesto por Ferrufino, por Barrenechea, por Leaño. Cómo no recordar al trío, infaltable en las veladas artísticas y requerito en todas las fiestas...el trío se hizo pronto famoso y estaban ahí cantando en castellano y en quéchua, vestidos de azul y camisa blanca...esto ocurría por el 1947, 48 ocurrió antes de la muerte de mi padre Bernardino Aira ocurrida en Sucre 1949 que marcó mi salida de la ciudad de Potosí, rumbo al colegio Don Bosco de los sacerdotes salesianos...nunca más volví a saber del trío, ni escuchar sus canciones, porque entonces, no había como hoy la magia del grabador, de las cámaras que registran la imagen y el sonido...de las filmadoras o más aún de los teléfonos inteligentes que son verdaderas máquinas que hacen de todo, filman, fotografían, traen imágenes y bajan canciones, te transportan en segundos a cualquier lugar del mundo, o sea que son un prodigio.
qué decir de la memoria humana, de ese poder ver al amigo de la infancia después de 60 años o más...y en triqui, traque, traer a la mente, no sólo las imágenes de aquel Potosí querido, de su Boulevar, de los mitayos, de los primeros rostroso femeninos Blanca Villavicencio, Martha y Melva Quezada, de Victoria, de Raquel casda justamente con Belisario Iporre Salinas, hermano menor de don Humberto y vecino mío porque siendo propietario del "almacenes BIS" por su nombre y apellidos pero también porque bis quiere decir "repatición"...de Olga Cuba...en fin de una legión de personajes que perviven en el subconsiente y que esperan tan sólo un timbrazo mágico para salir a flote, en el movimiento de los dedos sobre la tangente de mi computadora personal.
no sé qué admirar más. si el talento humano, su cerebro, la memoria que actúa con mayor inmediatez que la cajita mágica del PC con todos sus implementos que no cesan, van en aumento y se hacen más veloces y próximos...le pedí a Guido su e--mail que lo tenía a mano y me escribió también sus teléfonos. Cómo sentí no haberme sentado en algún lugar próximo y platicado hasta quedar sin aliento...esclavos del tiempo, debía marcharme de Cochabamba a Santa Cruz en horas más y el tiempo me resultaba corto, por ello cumplo hoy en publicar esta crónica y en ponerle un correo al amigo de siempre, esperando su respuesta y sus noticias...con ansiedad.
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