Una de las razones fundamentales para los alzamientos de Potosí, traducidos en los paros de 19 y 27 días, es que no sólo este Gobierno sino también los anteriores y el país entero no reconocen su deuda histórica con la Villa Imperial.
Recién nomás preparé una conferencia en la que demuestro, con argumentos históricos, que Bolivia no hubiera existido sin Potosí y refiero la influencia que tuvo la ciudad del Cerro Rico para la creación de la Audiencia de Charcas.
No obstante, dejaré ese tema para otro momento ya que, a raíz del escándalo por la demolición de tres tabiques en la Casa Nacional de Moneda, me voy a concentrar en lo que pasó y pasa con ese repositorio cultural.
Como ya dejé dicho en otro artículo, la Casa de Moneda no hubiera existido si los potosinos no la salvaban cuando Manuel Belgrano intentó volarla en pedazos en 1816. Ya en el siglo XX, potosinos como Cecilio Guzmán de Rojas, Armando Alba y Domingo Flores convirtieron al edificio, que entonces era usado de depósito, en un museo de historia y arte retrospectivo. ¿Quién no ha visto por lo menos fotografías de las máquinas laminadoras? Pues bien, antes de la intervención, sus piezas estaban despedazadas y amontonadas en el monumental edificio.
La Casa de Moneda es hoy el museo cultural más importante del país y todavía depende de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (Fcbcb). Autoridades actuales intentan convencer a Potosí que esa fundación fue beneficiosa para el repositorio pero he aquí unos botones para demostrar lo contrario:
-- La Fcbcb construyó un edificio nuevo para el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia que estuvo errante durante un tiempo.
-- La Fcbcb fue comprando inmuebles aledaños a la Casa de la Libertad para permitir su necesaria ampliación. Recién nomás compró otro cuya rehabilitación está en proceso.
-- La Fcbcb construyó el edificio del Centro de la Cultura Plurinacional en Santa Cruz.
Todas esas adquisiciones y obras eran necesarias y hasta justicieras así que no se las cuestiona. El detalle es que la Casa de Moneda nunca se benefició con adquisición de inmuebles y mucho menos con la construcción de edificios nuevos.
En cambio, en octubre de 2010, se decidió ampliar unos ambientes y, para ello, se demolió tres tabiques que, según afirman actuales funcionarios del repositorio, tenían pintura mural de antigüedad no determinada. La demolición fue autorizada mediante la resolución de directorio N° 080/2010 del Consejo de Administración de la Fcbcb.
Estuvo bien que se compre y construya edificios para los otros repositorios pero está mal que uno, la Casa de Moneda, no tenga los mismos beneficios.
El valor de la historia radica en que fue hecha por los hombres y permite estudiar sus acciones. Esas acciones dejan huella que son la evidencia no sólo de los hechos sino del transcurrir del tiempo. En el caso de las demoliciones en la Casa de Moneda, es increíble que una fundación cultural, como la del Banco Central de Bolivia, relativice el asunto al señalar, en un comunicado, que “no se trataba de construcción original, siendo tabiques de ladrillo levantados en décadas recientes”. Lo que correspondía era salvar los pedazos para determinar su antigüedad y saber qué huella dejó el pasado en ellos. Si no tenían valor, se pudo expresar esa calidad en un documento y proseguir con las obras pero, en lugar de ello, se optó por el secretismo.
Belgrano no pudo despedazar la Casa de Moneda de una sola vez pero, en el siglo XXI, la Fcbcb destruyó por lo menos tres de sus tabiques.