El aniversario del departamento de Potosí profundizó más la ruptura con el presidente Evo Morales y el Gobierno del MAS, debido a la actitud de olvido, marginación y autoritarismo demostrado por el equipo gubernamental, frente a las demandas del Comité Cívico que finalmente no fue atendido, pese a una huelga y una marcha hacía la ciudad de La Paz con permanencia de 23 días y violentos enfrentamientos entre mineros y policías, además de la negativa de dialogar y de recibirlos en el palacio de gobierno.
Resulta inadmisible que un departamento productor de minerales y que siempre fue el sostén de la economía nacional a lo largo de historia colonial y republicana, ahora siga postergada y olvidada de sus aspiraciones que requieren atención del Gobierno, en coherencia con la Constitución Política del Estado que debe atender las demandas de las regiones, más si se trata de los departamentos que aportan recursos y regalías para el país.
En el gabinete ministerial existe preferencia por el trópico de Cochabamba y el sector cocalero, sostén político del Gobierno, en desmedro de otras regiones —como Potosí— que se encuentran marginados y discriminados de las decisiones gubernamentales que puedan favorecer el desarrollo y el crecimiento de un departamento que fue saqueado sin piedad, para dejar el cerro rico con agujeros y parajes que puede desplomarse en cualquier momento.
Cualquiera que tenga un juicio crítico podrá darse cuenta del privilegio que recibe el trópico de Cochabamba, dado que el Presidente inauguró un aeropuerto en Chimoré, en predios donde antes estaba Umopar, la DEA, La Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn), una obra que beneficia a un promedio de 15 mil habitantes y lo peor es que la entrega del aeropuerto resulta ser solo simbólico, porque no entrará en funcionamiento, por tanto, se trata de una infraestructura de “adorno” y que puede deteriorarse por falta de uso.
En cambio Potosí, con 205 años de fundación y con 798.664 mil habitantes según el Censo de 2012, no tiene alternativas de recibir atención a sus demandas, pese a ser un departamento que contribuyó en el auge de la minería, ahora se quiere hacer creer que existe una división, que por cierto, está impulsada por el mismo Gobierno, sin lograr su propósito, porque los potosinos mantienen la unidad en torno a demandas que los une y reivindica independientemente de posiciones políticas y partidarias.
La posición de repudio de los potosinos no se dejó esperar en la votación del referéndum autonómico donde se expresó por el NO, con esa rabia y bronca contenida que tienen contra el MAS y el Presidente del Estado Plurinacional, que en su nuevo aniversario Morales tomó la iniciativa de enviar al Vicepresidente para dejarlo solitario y aislado del pueblo potosino que festejaba a su modo los 205 años de fundación, independientemente de las autoridades formalmente constituidas.
El presidente Morales debe estar consciente que no puede esperar un apoyo de los potosinos que no militan en el MAS para el referéndum del 21 de febrero, porque las actitudes asumidas el 10 de noviembre suman y pesan sobre las espaldas de los potosinos, que otra vez votarán por el NO a la modificación de la Constitución Política del Estado, no porque sean de la oposición o que sean neoliberales o pro imperialistas como señalan los militantes del oficialismo, sino porque Potosí no recibe atención a su pliego petitorio de 26 demandas de reivindicación entre ellos, la construcción del Aeropuerto Internacional, la fábrica de cemento, construcción de hospitales de segundo y de tercer nivel entre otros.
El autor es periodista y docente universitario.